Ambas cámaras del Congreso se reúnen este miércoles a las 13 (hora local, 18 GMT) para abrir y contar los certificados de los votos electorales correspondientes a cada estado de Estados Unidos, según las leyes que rigen el proceso electoral del país.
La sesión, dirigida por el vicepresidente Mike Pence, normalmente es una mera formalidad para validar unos resultados que ya ha corroborado el Colegio Electoral, que se reunió el pasado 14 diciembre en cada estado y ratificó la victoria de Biden.
Ello no significa que la sesión transcurra sin sobresaltos, ya que varios congresistas republicanos han adelantado su intención de impugnar las victorias estatales de Biden y, al menos, forzar una votación sobre el asunto, sin mayores perspectivas de avances.
El proprio presidente Trump aumentó la presión sobre su vice. “Espero que Mike Pence nos ayude. Si no lo hace, no me caerá tan bien”, dijo Trump este lunes durante un mitin en Georgia. El martes sumó un pedido específico: “El vicepresidente tiene el poder de rechazar a los electores fraudulentamente escogidos”.
Su mensaje, sin embargo, carece de sustento legal, según explicaron expertos constitucionales, por lo que Pence no podrá revertir este miércoles el triunfo obtenido por Joe Biden en el Colegio Electoral.
Los asesores cercanos a Pence, que reconocen que se enfrenta a un momento políticamente delicado, están convencidos de que el vicepresidente seguirá los procedimientos normales y confirmará la elección de Biden.
“Pence tiene una tarea básica, pero poco atractiva: contar los votos”, resumió el New York Times.
El Washington Post reportó que Pence le dijo explícitamente a Trump este martes, durante su almuerzo semanal, que no cree tener el poder para hacer lo que le pide el presidente: bloquear la certificación del Congreso sobre la victoria de Biden, según fuentes de la Casa Blanca. Trump no demoró en negar esa versión, asegurando que ambos están de acuerdo sobre el tema.
J. Michael Luttig, ex juez del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos y destacado jurista conservador, explicó en Twitter que Pence no tiene más remedio que limitarse a contar los votos.
“Ningún presidente y ningún vicepresidente consideraría —o debería considerar— ninguno de los dos eventos como una prueba de lealtad política”, dijo Luttig. “Y si alguno lo hiciera, tendría que entender que la lealtad política debe ceder ante la obligación constitucional”.
“La única responsabilidad y poder del vicepresidente según la Constitución es contar fielmente los votos del Colegio Electoral tal como hayan sido emitidos”, dijo Luttig. “La Constitución no le da poder al vicepresidente de alterar de ninguna manera los votos que se han emitido, ya sea al descartar algunos votos o de otro modo”.
La esperanza de Trump
Si Pence llegase a descartar suficientes votos para Biden, ningún candidato llegaría a los 270 votos necesarios para asegurar la victoria en el Colegio Electoral. Bajo ese escenario (hoy impensado, pero que sería factible si hubiese un tercer candidato con suficiente fuerza que divida al electorado), la delegación de cada estado en la Cámara de Representantes recibiría un voto. Esto favorecería a Trump, pues 26 de los 50 estados tienen delegaciones de mayoría republicana.
Además, basta con que un miembro de la Cámara Baja y otro del Senado presenten una objeción a los resultados en uno de los estados para desatar un debate y una votación de ambas cámaras sobre la posibilidad de no contar los votos electorales en ese territorio. Ello no tiene mayores perspectivas de prosperar, por más que alargue la sesión, ya que los demócratas controlan la Cámara de Representantes.
La sesión terminará irremediablemente con Pence declarando a Biden como ganador de las elecciones, por mucho que se alargue la reunión y que Trump y sus aliados confíen en que el vicepresidente pueda de alguna forma influir en el proceso y manipularlo, algo que los tribunales ya han aclarado que no es posible.