El fenómeno Margarita

El fenómeno Margarita

Claudio Acosta

Contados los votos y definido el candidato peledeísta para las elecciones del 2024 quedan muchas preguntas por responder, entre ellas qué pasó con el “fenómeno político” llamado Margarita Cedeño, a quien 24 horas después de concluida la Consulta Ciudadana muchos señalan como la gran perdedora; y parece que mala perdedora, pues brilló por su ausencia en la celebración de la elección del alcalde de Santiago Abel Martínez en la Casa Nacional, donde quedaron de juntarse todos los aspirantes para enviar un mensaje de unidad partidaria.

Por eso algunos utilizan la palabra sorpresa para describir el desempeño de Francisco Domínguez Brito, quien obtuvo el 20% de los votos por encima del 16% de la exvicepresidenta, pero olvidan que el exprocurador y exsenador ha hecho vida partidaria durante muchos años y tiene su propia estructura. Lo que no puede decirse de Margarita, que gracias a su matrimonio con el expresidente Leonel Fernández cayó en paracaídas en la cima de la política, de la administración del Estado y del PLD.

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Eso no quiere decir que se acepte la teoría machista de que cayó en desgracia debido a que “traicionó” a su marido cuando decidió correr por la candidatura vicepresidencial del PLD en lugar de seguirlo a la Fuerza del Pueblo, con lo que habría sacrificado su carrera política a cambio de nada ya que ella y todo el mundo en este país sabe que Leonel no le iba a dar nunca la oportunidad de ser candidata presidencial, por lo menos mientras estuviera vivo y respirando.

Margarita cometió errores, dio declaraciones desafortunadas, y algunos comentamos que sin la aureola (y muchas otras cosas) que da el Poder, pareció haber perdido su brillo y atractivo de la mano de un discurso manido y superficial en el que abundaban las críticas y faltaban las propuestas. Y ahí están los resultados, y también el futuro para aprender de los errores y superarlos. Pero quedó demostrado que la inteligencia política ni la venden en las farmacias ni se pega como la gripe.