El filo de la navaja: entre inflación y crecimiento

El filo de la navaja: entre inflación y crecimiento

Ramón Núñez Ramírez

Luego de una política monetaria expansiva, donde se inyectaron alrededor de $215 mil millones al sector financiero para evitar una caída mayor de la economía por la pandemia, las presiones inflacionarias externas, y también las internas por el exceso de liquidez, obligaron a las autoridades del Banco Central, al igual que la mayoría de los bancos centrales, acudir a la tradicional receta de aumentar la tasa de política y estabilizar los agregados monetarios para frenar la inflación, sin embargo llama la atención que en medio de esa política monetaria restrictiva el BC liberó en enero de este año RD$21,424.4 millones del encaje legal para préstamos a construcción y viviendas de bajo costo.

Realmente esa aparente contradicción tiene su explicación en dar un estímulo , mediante tasas bajas en relación a las actuales, a un importante sector en un año preelectoral que va a coincidir con la repostulación del presidente Abinader, a la cual tiene derecho desde el punto de vista constitucional y la búsqueda de la reelección.

Trataré de explicarlo desde el ámbito de la macroeconomía I, donde la identidad del ingreso nacional (PIB) depende del consumo interno, la inversión, el gasto del Gobierno, las exportaciones menos las importaciones (Y= C+I+G+X-M).

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En un escenario de alta inflación y medidas restrictivas monetarias el consumo se contrae(C), el gasto del Gobierno(G) no puede aumentar a menos que quiera incrementar el déficit y alimentar la inflación, entonces el crecimiento del PIB este año dependerá de la inversión(I) y de las exportaciones de bienes y servicios(X).

Nuestras exportaciones serán una función del comportamiento de nuestro principal socio comercial, los Estados Unidos, y de la Unión Europea; si los pronósticos de una recesión o un estancamiento se cumplen es muy difícil que el número de turistas aumente en 24% como en 2022, es de esperar que el crecimiento se ralentice; en el caso de las remesas, que en 2022 cayeron US$546 millones en relación a 2021, difícilmente aumenten, así como también se afectaran las exportaciones de zonas francas y las nacionales.

¿Qué nos queda de la identidad para crecer?

La inversión pública y privada, por eso el Banco Central liberó esos recursos para la construcción privada, en medio de una política monetaria restrictiva, a sabiendas de que en 2021 la “locomotora” del crecimiento fue la construcción con un aumento de 23%, sin embargo, en 2022 apenas creció 0.6%; por ello en diciembre el Presidente se reunió para ordenar a las instituciones constructoras que aceleren la ejecución de obras en 2023.

En el caso del Banco Central, a pesar de que la Tasa de Política Monetaria se movió de 3.0% a 8.5% en un año y eso ha impactado en un aumento de las tasas activas y pasivas de la banca en menor magnitud, sin embargo la inflación apenas cayó de 8.5% en 2021 a 7.83% en 2022, resulta una apuesta peligrosa, si persisten las presiones inflacionarias exógenas y la Reserva Federal de los EEUU sigue aumentando su tasa de referencia, pretender estimular al sector construcción u otros sectores con medidas de expansión monetaria. Sería como moverse en el filo de la navaja entre la inflación y el crecimiento y para un Gobierno que aspira a reelegirse la inflación es el peor de los males porque el crecimiento nunca lo perciben las mayorías.

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