Hace poco, en un seminario de hombres, un reconocido pastor dominicano habló cómo estuvo durante muchos años resentido en contra de su padre y cuando admitió la verdad, perdonó y se reconcilió con su padre, fue sanado. En ese evento, el pastor de Miami Joaquín Molina habló durante dos días acerca del tema Qué es un Hombre.
Muchos hombres aceptaron a Jesucristo en su corazón en la primera noche de la actividad cuando escucharon el testimonio del salsero Richie Ray, y cómo Cristo lo convirtió en un pastor evangélico.
El resentimiento es un persistente de disgusto o enfado hacia alguien por considerarlo causante de cierta ofensa o daño sufridos y que se manifiesta en palabras o actos hostiles. Y puede darse entre hermanos, entre hijos, entre padres e hijos, entre parientes cercanos, esposos y hasta en gente de influencia afectan toda la vida de una nación.
Nada puede ocultarse ante el calor de Dios (Salmos 19:6). Uno de los acontecimientos de mayor impacto registra la historia de la Biblia fue precisamente la guerra entre la casa de David y la de Saul, ella fue larga, pero mientras que la de David iba haciéndose más y más fuerte, la de Saúl se iba debilitando. (2 Samuel 3:1). La situación de Nicaragua hoy día no esta lejos de eso.
El resentimiento puede convertirse en un legado fatal, dañino, diabólico, de división, guerra, pleitos y odios, de una generación a otra. Aun Saul había muerto, pero la guerra entre los seguidores suyos y los de David persistía. No se puede cuantificar el daño generacional que produjo entre las familias judías y los reinos de Judá e Israel esa enemistad entre esos dos grandes líderes.
Y todo por un resentimiento, un enojo, por una ofensa que uno recibio de parte del otro, y no pudo perdonar ni sanar en su corazón.
Cuenta la Biblia que cuando David volvio de acabar con el filisteo, de todas las ciudades de Israel salieron mujeres cantando y danzando para recibir al rey Saul; y ellas cantaban: “Saul hirio a sus miles, y David a sus diez miles”. Y se enojo Saul y le desagrado ese dicho. Y desde ahí no miro con buenos ojos a David. (1 Samuel 18:6-9).
Para rehacer la Historia,y ser un hombre nuevo hay dejarle la ofensa a Dios; vencer con el bien el mal(Romanos 12:21), se necesita el perdon y la sanidad. Cuando Pablo fue ofendido, dijo: “Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos.”(2 Timoteo 4:14).