El 6 de septiembre de 1863 Santiago fue arrasada casi por completo por el incendio desatado a propósito del sitio tendido a las fuerzas anexionistas españolas por el ejército dominicano en la fortaleza San Luis, en plena Guerra de la Restauración.
Aquel siniestro dejó sensibles huellas. La desaparición de papeles familiares conservados desde el siglo XVIII, así como la pérdida de los archivos civiles, eclesiásticos y notariales, dificultó en lo sucesivo la demostración de edades y estados civiles y la titularidad inmobiliaria adquirida con antelación.
Para la genealogía, la pérdida fue irreparable. La memoria de la Primera República y la del resto de períodos antecedentes desapareció. Fue interrumpida para siempre la posibilidad de ahondar en las generaciones previas al incendio de una cantidad ingente de personas.
¿Qué tanto se perdió? El terremoto de 1842 redujo Santiago a una masa de ruinas. Entretanto, en 1805, Henri Christophe convirtió en cenizas los archivos de la ciudad. De suerte que lo producido durante la colonia hasta 1805 desapareció entonces y en 1842 lo generado entre la Era de Francia y la Ocupación Haitiana. La documentación producida a partir del sismo de 1842 fue barrida en 1863.
¿Qué tan rico era el material abrasado por las llamas? El contenido de los documentos que muchas personas hicieron valer con posterioridad al incendio y el número de notarios mencionados en ellos permiten asegurar que lo consumido tenía un valor incalculable, como lo revelan actos correspondientes a la segunda mitad del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, protocolizados en archivos notariales; las dispensas matrimoniales otorgadas a partir de 1765 que obran en el Archivo Histórico del Arzobispado de Santo Domingo y los documentos disponibles en el Portal de Archivos Españoles (PARES).
En definitiva, si bien el incendio favoreció la salida de las tropas españolas de Santiago y el dominio de la región Norte por el Gobierno Restaurador, el sacrificio documental fue invaluable y es un lastre irremediable para la genealogía dominicana.
Instituto Dominicano de Genealogía