BEl magnicidio por doce balazos del presidente de Haití, Jovenel Moise, ocurrido el día siete del cursante mes 1:00 A. M. mientras dormía en Puerto Príncipe junto a su esposa Martine Moise, gravemente herida, transportada en avión ambulancia a Fort Lauderdale, Florida, es uno de los muchos excesos en la nunca estable situación política haitiana, pero en el fondo de los hechos, el gobernante haitiano en sentido muy recurrente, procedió como su impresentido zacatecas.
Esto así, porque el presidente Moise abrió tantos frentes como Napoleón y Hitler, consecuencias de sus finales, comenzando porfiar contra la institucionalidad, forzando extender su mandato más allá de la establecido, desconociendo la oposición en su conjunto su legitimidad desde el siete de febrero reciente, considerando que su gobierno comenzó en 2015, en elecciones anuladas, no en 20l7 cuando fue investido, alegato de Moise pretendiendo concluir mandato en 2023.
Situación similar aconteció en nuestro país el 23-02-1930, cuando el joven brigadier de 39 años y jefe del Ejército, Rafael Leónidas Trujillo, depuso a su protector y jefe, presidente Horacio Vásquez.
En las últimas semanas, las noticias reflejaban un escenario vandálico y turbero en Puerto Príncipe, donde las bandas delincuenciales demostraban ganar el monopolio de la violencia al gobierno, sin lograr controlarlas. El presidente Moise tenía el juego político trancado, aferrado al doble seis, y por primera vez desde el execrable genocidio de 1937, surgía un diferendo internacional Haití-RD, al presidente Moise apañar construir un canal desviar el río Masacre, sin previo avisar al vecino, ante el rumor de pariente de Moise aprovecharía irrigación sembrar guineos, un antiguo negocio del mandatario.