La intervención del Banco Central ha hecho que vuelva la liquidez al mercado de divisas y las empresas han evitado hacer ajustes de precios por el alza de los fletes
Por: Mario Méndez
El señor Jiménez sintió mucha tranquilidad cuando al acudir ayer a su banco para que le vendieran 62 mil dólares, el ejecutivo que le atendió le dijo que le llamaría en un momento, y no habían pasado cinco minutos cuando sonó el teléfono: Era el banquero para informarle que tenía disponible el monto de divisas solicitado, dando lugar a la transacción.
Esto contrasta con lo que había sentido el mismo señor Jiménez en diciembre pasado, cuando llamó al banco para comprar 48 mil dólares, teniendo como respuesta que no tenían disponible esa cantidad de dólares para satisfacer su solicitud.
En aquella ocasión tuvo que recurrir a un amigo suyo para que le buscara un contacto para hacer una transacción extra-bancaria, que le costó un poco más, pero no tanto como lo que significa para él un incumplimiento de pago con su suplidor en la fecha acordada.
La experiencia de ayer del señor Jiménez es una evidencia de que la intervención del Banco Central, haciendo uso de sus elevadas reservas, dio resultados: el estrés generado en el mercado por un incremento de la demanda había desaparecido y había retornado la liquidez, asegurando la relativa estabilidad de la tasa de cambio, que se ha mantenido a lo largo de los últimos años. Tanto es así, que la tasa de cambio actual está casi en el mismo nivel que en el 2020.
De esta manera desapareció el temor que sintió el señor Jiménez en diciembre de que se produjera un movimiento en la tasa de cambio que dañara el éxito alcanzado por el país en revertir el proceso inflacionario de la post pandemia.
Pero también ha sido motivo de tranquilidad para el señor Jiménez la prudencia con que las empresas han manejado los aumentos en los fletes, evitando apoyarse en esos aumentos para hacer ajustes de precios.
Y está cruzando los dedos para que desaparezca el conflicto geopolítico que ha llevado a varias navieras a tomar una ruta más larga y costosa, evitando la ruta del Canal de Suez para el transporte de mercancías. El señor Jiménez entiende que el mejor escenario para hacer negocios es la estabilidad.