¿El marketing de las AFP ha facilitado que los afiliados del Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS) conozcan correctamente sus derechos? ¿Por qué las estrategias y actividades del marketing que ejecutan las AFP, suelen ocultar determinadas informaciones acerca del Sistema de Capitalización Individual? ¿Cuáles son los motivos por los que las Asociación Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP) se niega a entregar los ahorros de pensiones a sus dueños, los trabajadores? Más allá de las disposiciones de la Ley 87-0, lo justo es que los trabajadores dominicanos puedan disponer de sus ahorros de pensiones, para afrontar situaciones inesperadas de salud, emprender determinados proyectos, adquirir algún inmueble, etcétera. En República Dominicana, el ahorro no es obligatorio.
Antes, durante y después de 2003, fecha en la que entró en vigor el nuevo Sistema Dominicano de Seguridad Social, amparado en la Ley 87-01, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), han planificado y ejecutado innumerables estrategias y actividades de marketing, pretendiendo con ellas vender a los afiliados los supuestos y envenenados beneficios que ofrece su mal llamado Sistema de Capitalización Individual. Los mensajes que han sustentado el marketing de las AFP dominicanas, solo han servido para venderles y crearles falsas expectativas de prosperidad a los trabajadores públicos y privados.
El mensaje clave del marketing empleado por la Asociación Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP), entidad gremial empresarial que agrupa y representa a las AFP del sector financiero dominicano, ha sido, es y será un medio perverso para crear y mantener falsas expectativas entre los afiliados del Sistema Dominicano de Seguridad Social. En pocas palabras, el marketing de las AFP de los bancos, viola continuamente derechos fundamentales y no satisface las necesidades elementales de los usuarios del Sistema de Capitalización Individua.
En su momento, las AFP conformaron y lanzaron a las calles su numerosa y eficiente fuerza de venta, integrada por jóvenes que interactuaban de manera continua con los encargados de las áreas de gestión humano de las instituciones públicas y de las empresas privadas, buscando con ello captar trabajadores para incorporarlos al funesto modelo de capitalización individual. Además, diseñaron e implementaron una larga y costosa campaña de comunicación publicitaria, con la que entusiasmaron, manipularon y desinformaron a los ciudadanos.
“El propósito del marketing es conocer y entender tan bien al cliente que el producto o servicio encaje como solución de sus problemas y se venda por sí mismo”. (Peter Drucker). El Sistema de Capitalización Individual, más que un medio para administrar los ahorros de los trabajadores y garantizarles pensiones justas, dignas y decentes, es un instrumento aberrante de índole mercantil, cuya misión es incrementar la utilidad y la rentabilidad de los bancos, a partir de los limitados ingresos que reciben los trabajadores públicos y privados. En definitiva, las acciones del marketing desarrolladas por las AFP dominicanas no ha sido ética y moralmente correctas.
Hasta ahora, el producto que ofrecen las AFP (Sistema de Capitalización Individual) no ha satisfecho las necesidades y expectativas de los afiliados del Sistema Dominicano de Seguridad Social. A juzgar por los altos niveles de insatisfacción que manifiestan los afiliados del Sistema Dominicano de Seguridad Social, con la calidad y pertinencia de los servicios que reciben de las AFP, se puede afirmar que tanto la ética como la profesionalidad han estado ausentes en las estrategias y actividades del marketing que desarrollan las AFP, para difundir y vender atributos y beneficios inexistentes.
El bajísimo valor agregado de las AFP al buen desempeño del Sistema de Capitalización Individual, se manifiesta en los miles de trabajadores públicos y privados que prefieren ser pensionados por la Ley 379-81, y no por la 87-01. Los roles rentista y dictatorial de las AFP, son insignificantes e innecesarios en el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS). El desempeño mediocre de las AFP, ha provocado que hoy exista y se expanda como verdolaga por todas las provincias del país, la Coalición por la Seguridad Social Digna.
Más allá del marketing tramposo y del lobby de presión, empleados por las AFP para tratar de justificar su presencia y participación dentro del SDSS, el Poder Ejecutivo, las Cámaras de Diputados y Senadores, las Centrales Sindicales y las instituciones que integran la Coalición por la Seguridad Social Digna, en algún momento tendrán que encontrarse y unir esfuerzos para hacerles entender a las AFP de los bancos dominicanos, que la seguridad social no puede continuar siendo un negocio para incrementar las riquezas materiales de los más ricos, a costa de los que menos tienen.
Es irritante, inaceptable, vergonzoso y dictatorial, permitir que en un entorno democrático, como es la sociedad dominicana, se les permita a las AFP Crecer (Scotiabank), Popular (Banco Popular), Reservas (Banreservas), Siembra (BHD León) y la Romana, ancladas en unas aparentes disposiciones legales compradas, que sean ellas las entidades del SDSS que determinen el cómo y el qué hacer con los ahorros de las pensiones de los trabajadores. Es ridículo y absurdo que las AFP obtengan más beneficios que los propietarios del capital. Entiéndase, los servidores públicos y los trabajadores de las empresas privadas.
En resumen, parecería que el mensaje del marketing de las Aseguradoras de Fondos de Pensiones (AFP) se ha centrado en confundir, desinformar y mal orientar a los clientes del Sistema de Capitalización Individual. La profesionalidad, la ética y la orientación correcta, son aspectos que han estado ausentes en los contenidos de los mensajes de la comunicación institucional y comercial de las AFP dominicanas.