El poder de la desinformación en la “era digital”

El poder de la desinformación en la “era digital”

Fernando Álvarez Bogaert.

A: el sector comunicacional de la República Dominicana, garante de llevar orientación adecuada
a la sociedad
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La IA en el marco de su capacidad creativa y operativa puede rastrear y detectar las fuentes desinformativas a través del análisis de las informaciones y mensajes en tránsito por los medios comunicacionales.

Una de las estrategias a implementar para combatir y enfrentar la desinformación es fomentar el pensamiento crítico y la alfabetización mediática, componente esencial en el proceso evaluativo de las personas para establecer la veracidad informativa. Programas educativos que enseñen a los individuos a identificar fuentes fiables y a cuestionar la información dudosa, pueden ser efectivos.

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Las organizaciones de verificación de hechos juegan papel vital en la lucha contra el flagelo de la desinformación, ellas investigan y desmienten falsas informaciones lo que brinda seguridad al público como receptor de información confiable.

Los gobiernos y las plataformas digitales deben colaborar para desarrollar políticas mitigadoras de propagación desinformativa; esto incluye la implementación de mecanismos de moderación de contenido y la promoción de la transparencia en las publicaciones en línea.

Las herramientas basadas en inteligencia artificial pueden contribuir a detectar y señalar contenido potencialmente desinformativo. Estas tecnologías pueden analizar patrones de difusión verificando la autenticidad de las fuentes informativas.

Ejemplos notables de desinformación:

  1. Elecciones presidenciales de EE. UU. 2016: en este proceso, la desinformación pudo influir sembrando desconfianza en las instituciones democráticas y polarización en la sociedad. La intervención de actores extranjeros, particularmente Rusia, utilizando redes sociales para difundir desinformación y sembrar discordia política, fue actor importante en el mismo.
  2. Pandemia de covid-19: desde teorías de conspiración sobre el origen del virus, conceptos falsos sobre tratamientos y vacunas, la pandemia fue un caldo de cultivo para la desinformación.
  3. Cambio climático: la desinformación sobre el cambio climático ha retrasado acciones globales al esparcir dudas sobre la ciencia climática y minimizar la urgencia del problema.

Nos encontramos con una problemática convertida en amenaza en la “era digital” provocando daños profundos y duraderos. Sin embargo, combinando educación, verificación de datos, regulación y tecnología, es posible mitigar su impacto. Es responsabilidad de todos, desde individuos hasta grandes corporaciones, estar atentos y tomar medidas proactivas para combatir la desinformación y promover un entorno informativo saludable y veraz. Facebook, Twitter y You Tube tienen una responsabilidad significativa en la lucha contra la desinformación. Estas empresas han implementado estrategias para abordar el problema, incluyendo: añadir etiquetas de advertencia a publicaciones que contengan información potencialmente falsa, limitar el alcance de publicaciones que han sido identificadas como desinformación y en casos graves, eliminar contenido de la plataforma.

Como expresa Stephen Ezell, vicepresidente de políticas de Innovación Global de la Fundación para la Innovación y la Tecnología de Información (ITIF) “la Inteligencia Artificial, el aprendizaje automático y el análisis de datos proporcionan cada vez más las herramientas necesarias para dotar de sentido a todos esos nuevos datos” (Revista Vanguardia Dossier, 15 de junio, 2017).

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