Si realizamos un análisis histórico, aún sea superficial de la aparición de los ejércitos en la historia de la humanidad podrimos ver que, la conformación de los ejércitos aparece desde las primeras formaciones sociales, su función fundamental en términos práctico era la de proteger las ciudades y sus riquezas.
Estar listos para invadir otros territorios en busca de expansión de las ciudades y de saqueos de los conglomerados más fuertes a los más débiles.
Los ejércitos mantienen hoy día, la misma mística desde su nacimiento, sin importar el lugar del mundo o el momento de la historia en que se desarrollen.
Los ejércitos funcionan sobre la mística de la cohesión, espíritu de cuerpo, lealtad al amo y el uso racional de la fuerza.
Sus tradiciones y su cultura se extienden de una generación a otras y de un siglo a otro prácticamente intactas, con la modernidad cambian los armamentos y la tecnología, pero su misión, visión y vocación es la misma hoy que en épocas de Napoleón o de Hitler.
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En nuestro país en términos formales el ejército o Fuerzas Armadas, nacen con la República en 1844, específicamente en la Constitución de noviembre de ese año, qué, creó la Secretaría de Estado de Guerra y Marina y dividió a la entonces Fuerzas Armadas en Ejercito de Tierra, Armada Naval y Guardia Cívica, con el Decreto Num. 23 del 29 de noviembre de 1844.
Los cuerpos policiales o los policías, formalmente aparecen con el Estado moderno, aunque hay estudios que hablan de organizaciones parecidas a lo que hoy se conoce como policía, en Egipto y otros países, hace ya miles de años.
Concretamente en occidente estas comienzan a aparecer a finales de los años 1800 y hasta mediados de 1900. Estos cuerpos armados toman mayor connotación luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando las ciudades estaban convulsionando por los estragos de guerra, es justo este tipo de cuerpo armado que se constituye en un elemento vital para el control social.
Nuestro país conforma el cuerpo policial que ha perdurado hasta nuestros días, el 2 de marzo de 1936, anteriormente habían existido estamentos similares, pero prácticamente efímeros, como la policía rural de 1884 y otras.
Concreta y formalmente el cuerpo policial actual es fundado en el contexto de la dictadura trujillista, como un órgano represor interno, con matices político y bajo el ideario absolutista propio de la dictadura.
Este cuerpo policial sobrevive la dictadura, mismo que sirve como órgano político armado en los 12 años de Joaquín Balaguer, es en el contexto político más aberrante en el que se desarrolla y madura la Policía Nacional, gestando en sus filas a los más sangrientos criminales de la época al servicio de la opresión política, la corrupción y el absolutismo en materia del uso de la fuerza de represión.
Por lo cual el estado natural, cultural e ideológico de la formación policial en nuestro país, carga en sí un vicio de origen, que se transmite de generación en generación, creando, un circulo de abusos y criminalidad institucional.
Quienes instruyeron a los policías de los 12 años, fueron los policías del régimen de Trujillo. Quienes formaron los actuales generales y comandantes de hoy, fueron los esbirros de los 12 años de Balaguer, y estos son los instructores de los policías que hoy patrullan nuestras calles y asesinan sin remordimiento a nuestra juventud.
Partiendo de esa cultura del abuso, del crimen y de la impunidad es imposible reformar la Policía Nacional sobre su propia base, recordemos que reformar es devolver al estado natural a una cosa o persona, el estado natural de la policía está viciado, nunca fue amigable a la sociedad, es represiva y delincuencial.
La refundación es lo posible, más allá de una reforma, la disolución de la actual policía y la creación de un cuerpo policial nuevo, con formación técnica especializada, que garantice el trato digno de los ciudadanos, que cuente con entrenamiento basado en el respeto de los derechos, esto podrá parecer extremo, pero es posible y viable.
En los últimos 30 años en el país se han creado y conformado diversos cuerpos policiales, ejemplo de ello, es la Policía de Turismo (POLITUR), el Cuerpo Especializado en Seguridad Aeroportuaria y de la Aviación Civil (CESAC), Cuerpo Especializado para la Seguridad del Metro (CESMET) y la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), antigua AMET.
De los cuerpos policiales anteriormente mencionados, aunque todos usan armas de fuego, todos trabajan cotidianamente con personas, si hacemos un análisis sencillo, notaremos que los únicos que permanentemente están involucrados en conflictos violentos con ciudadanos son los llamados AMET, esto así porque, de todos los cuerpos mencionados, es el único apéndice de la Policía Nacional.
No es casualidad, es el mal de origen y la cultura del abuso que forma a nuestros agentes.
El funcionamiento y el éxito en la práctica de los cuerpos policiales modernos, creados al amparo de la constitución actual, bajo lineamientos técnicos de enteramiento con protocolos modernos, nos da espacio para proponer la creación del Ministerio de los Cuerpos Policiales, que agrupe todos los cuerpos del orden público y entre ellos un cuerpo de Policía Nacional nueva, creada desde 0 con jóvenes de todo el país, este ministerio podría estar encabezado por un o una ministra civil y cada cuerpo policial comandando por un intendente propio de su rama.
La creación de este ministerio podría ser parte de la posible reforma constitucional, supondría modificar el Capítulo II del título XII de la Constitución, también reformar y reorganizar el Ministerio de Interior y Policía, para que en lo adelante sea solo el ministerio de interior con sus funciones habituales exceptuando su injerencia en los asuntos policiales.
Iniciar un proceso que abarcaría la puesta en retiro de todos los agentes policiales con más de 20 años de servicio y la transferencia de todos los demás agentes a instituciones del estado que no impliquen el uso de arma de fuego, esto podría ser realizado en un proceso gradual de dos años para el desmonte del actual sistema policial y dar paso a una nueva etapa para la seguridad ciudadana.