El próximo cuatrienio

El próximo cuatrienio

Rafael Acevedo

Lo mejor de todo el proceso recién concluido debe ser el percatarnos, sin posibles dudas, de que nuestra democracia madura firmemente.

Tanto el pueblo como la JCE, con la ayuda y la vigilancia de todos, han realizado un encomiable trabajo.

De modo especial, la calidad humana de los dominicanos triunfó de nuevo. No en vano la gran mayoría de los quisqueyanos somos creyentes en Dios y honramos los ideales de Duarte; igualmente, las luchas de nuestros antepasados contra imperios, sátrapas y charlatanes.

Mas, lo duro está siempre por venir, especialmente porque hasta países que nadie pensó que estarían próximos a la bancarrota moral e institucional, hoy día presentan tristes espectáculos ante el mundo.

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Mientras tanto, nosotros, los dominicanos, debemos apoyar y apoyarnos en el compromiso del Presidente reelecto, en sus fortalezas y sus valores patrios, familiares y cristianos, para desterrar la enorme carga de defectos de nuestra administración pública y deficiencias de nuestro aparato productivo.

Para un hombre que al retirarse de corazón aspira dejarnos un país mucho mejor es, probablemente, lo más interesante, pero a la vez laborioso, dificultoso y riesgoso.

Concomitantemente, en el cuatrienio que se inicia el 16 de agosto, tendremos en el Congreso y en las alcaldías el concurso de jóvenes talentos, muchos con importantes liderazgos y muy buena formación profesional; quienes configuran una amplia gama de puntos de vista sociales y políticos, incluso, con verdadero arraigo en sus respectivas regiones y partidos de pertenencia; gente joven capaz de mantener el país a la altura de los nuevos desarrollos de la ciencia y la tecnología.

Debemos todos poner especial atención al saneamiento de la administración pública; especialmente ante el desafío que se le presenta al propio gobierno reelecto, debido a compromisos y ofertas de campaña, hechos posiblemente a gentes de su propio partido y de otras raíces políticas y sociales.

La carga del Estado dominicano es ya demasiado alta. Pero todos necesitan tener fuentes de sustento estables, y son demasiados los que al parecer esperan que sea el Gobierno quien les provea empleos u otras fuentes para sus respectivos sustentos. Obviamente, este será un desafío importante, ante el cual esperamos que el presidente reelecto sea especialmente creativo, y que sea capaz de procurar los mejores consejos para desarrollar estrategias de crecimiento y diversificación de nuestra economía, para disminuir esa perversa dependencia de tantos ciudadanos de la capacidad de generar empleos productivos en el Estado; pero también en el sector formal de la economía, como en el informal, el cual, este último, ha crecido de manera indeseada tanto en el nuestro como en muchos otros países de la región.

La corrupción es un tema especial. Administrativa y de cualquier tipo. Y todos los dominicanos tenemos el deber de auto revisarnos. Porque la cosa va desde violaciones a las regulaciones del tránsito, hasta la evasión de impuestos. Con especial énfasis en la malversación de dineros públicos.

Confiamos en que nuestro presidente reelecto hará de estos asuntos un capítulo brillante de su próxima ejecutoria. Dios lo acompañe. Y nos acompañe a todos.

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