“Ni el mismo Gobierno sabe qué hacer con la reforma fiscal; si la promueve, si la manda por el Congreso, si la trae al Consejo Económico y Social; hay un tema de brújula…”

Y los hechos le dan la razón a Charlie Mariotti, Secretario General del PLD, quien en su condición de dirigente de un partido opositor no desperdicia oportunidad de criticar sus errores o, como en este caso, sus vacilaciones.

Esa vacilación es comprensible tratándose de un purgante que a nadie le resultará agradable beber, mucho menos en los tiempos tan duros y difíciles que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia y sus secuelas.

El Gobierno ha dicho y repetido que la reforma va, que es necesaria, y que por lo tanto no nos la despinta nadie; pero no acaba de decidirse, de dar el gran paso, probablemente porque sabe con certeza que será el principio del fin de su luna de miel con la población, y que el costo político de esa ruptura pudiera resultar catastrófico para los planes del PRM de gobernar mas allá del 2024.

Mientras tanto, los voceros en el Senado del PLD y la Fuerza del Pueblo adelantaron ayer que no aprobarán una reforma fiscal que cargue con mas impuestos a los pobres y la clase media, en medio de la quiebra generalizada de negocios que nos ha dejado la pandemia. ¡Qué considerados!

La aparición del nombre del presidente Luis Abinader en los Papeles de Pandora complica aun más las cosas, pues esa misma oposición argumenta que su gobierno no tiene fuerza moral para impulsar una reforma fiscal que nos hará mas pobres a todos. Menos a los ricos, claro está, que por ser los dueños del sartén lo tienen siempre agarrado por el mango. Con razón dice Mariotti que el Gobierno no sabe qué hacer con ese purgante.