El quid del ejercicio democrático de la ciudadanía: una tesis y tres respuestas (y 4)

El quid del ejercicio democrático de la ciudadanía: una tesis y tres respuestas (y 4)

(a) La atención pedagógica de los estudios propedéuticos ha de estar concentrada prioritariamente en la formación del subiectum humano y, de acuerdo con la tradición del cardenal Newman en el sentido de “formar buenos miembros de la sociedad”, en hacer las veces de contrapeso al interés profesionalizante que hoy por hoy predomina en la mayoría de las universidades hemisféricas.

PUCMM[1]

En ese propósito se descubre el principio y fundamento de los estudios propedéuticos, pues se trata de un contexto en el que es imposible exculpar de responsabilidad a las universidades por lo errático de nuestro ejercicio de ciudadanía e institucionalidad democrática.

Imposible exculparlas, dado que  el 100% de los profesionales de nuestras sociedades y para colmo un prácticamente absoluto número de funcionarios estatales y directivos en general son egresados de las aulas universitarias y son ellos precisamente quienes toman, ejecutan, supervisan y califican pletóricas decisiones de claroscuros y desilusionantes incidencias a todos los niveles de nuestra vida en sociedad. ¡No que todo sea malo, pero sí que todo es mejorable!

A la luz de aquel propósito y de ese contexto de corresponsabilidad sostengo que, para que los estudios propedéuticos logren su objetivo de formación, deben adoptar una perspectiva holística del ser humano y reintroducir la reflexión cívica, ética, estética e histórica en la ecuación pedagógica de los procesos de enseñanza–aprendizaje.

(b) Ahora bien, “el” mínimo común denominador de todos esos universitarios es que, independiente de su profesión y ocupación laboral, todos, sin siquiera una excepción, han cursado los estudios generales de una o más de las instituciones de educación superior en el país o en el exterior.

De ahí que -asumiendo la antes dicha perspectiva holística y la reflexión como norma pedagógica- esta sea mi tesis y dos de sus corolarios:

Tesis. Los estudios generales universitarios son el punto de apoyo necesario para la formación del subiectum humano de cada uno de los estudiantes y, por vía de consecuencia en el futuro inmediato, la remoción y transformación del ejercicio de ciudadanía practicado, tanto por los representantes electos y designados, como por el conglomerado de conciudadanos predominantes en nuestros más diversos regímenes políticos en la actualidad.

Y, por tanto

Primer corolario. Los estudios generales tienen que hacer las veces de  contrapeso al impulso profesionalizante que hoy predomina en las universidades, de manera que equilibren el objetivo socioeconómico de la educación haciendo valer su misión de formación del sujeto individual y ciudadano de cada estudiante, so pena de que la vida en sociedad termine siendo ingobernable en sentido democrático y corrupto debido a su propia desintegración.

Segundo corolario. Para que los estudios generales logren su objetivo fundamental deben adoptar una perspectiva holística del ser humano y reintroducir en la ecuación de los procesos de enseñanza – aprendizaje las dimensiones cívicas, éticas y de contemplación anteriormente advertidas.

(c) Amparado por ese marco de referencia contextual, respondo a modo conclusivo tres preguntas cruciales a la transdisciplinaridad de los estudios generales, al ejercicio de la ciudadanía y al Estado de derecho democrático y social:

c.1 ¿Qué hacer para superar desde el ámbito académico un estado de cosas en el que los ciudadanos se desviven y malviven sosteniendo con su voto a funcionarios que representan su misma ineficiencia y desinterés por el bien común, mientras prima solamente el interés individual de lo mío?

Respuesta, podar y rediseñar el currículum propedéutico del `laborantismo´ de cursos y créditos yuxtapuestos en nuestras universidades e imponer como norma pedagógica la actividad reflexiva, pues solo la reflexión constituye al sujeto humano sin solipsismo alguno de un yo privado de lo demás, en la medida en que se ejercita edificando su intimidad en y desde fuera de sí mismo.

Desde mi perspectiva, es suficiente con que ese rediseño curricular fuera concebido a partir de este ABC didáctico: lectura, expresión escrita y debate. En concreto, A: lectura de historia y de literatura universal, clásica y contemporánea, incluyendo la relación de las más notorias ideas científicas, las sociales y las humanistas. B: escritos de comprensión e interpretación de lo leído a lo largo del propedéutico y preferiblemente de los estudios de grado; y, C: el continuo debate de lo aprendido y practicado.

c.2 ¿Cuál tiene que ser la piedra angular de cada ciudadano y profesional en formación a la hora de enmendar y promover nuestros actuales sistemas alegóricamente democráticos?

Respuesta: la conciencia cívica, pues solo ella es capaz hacer de bisagra democrática -entre lo que sabe y lo que hace- de conformidad con las ideas y los valores que la animan.

Así, pues, el quid universitario de esa formación de la autoconciencia cívica no es solo que cada uno adelante sus legítimos intereses como profesional por “amor propio” (Adam Smith), sino que -como ciudadano- haga valer de forma mancomunada patrones de comportamiento, ideas, apreciaciones y valores como el del bien común -todos de complexión democrática.  

En la medida en que se desarrolle la conciencia cívica de cada estudiante universitario y se aproxime al sitial del ideal antillano de “ser justos” (J.P.Duarte”) -de acuerdo a principios éticos y razonables- “con todos y para el bien de todos” (José Martí), la hoy día soluble conciencia de nuestros congéneres podrá ulteriormente aprender y desenvolver sus conocimientos y habilidades en uno u otro campo profesional, pero siempre bajo el lema ignaciano del “Magis” que todo lo encauza a hacer siempre y en todas las cosas más y mejor.

c.3 ¿Por qué concebir y valorar los estudios propedéuticos en nuestras universidades?

Respuesta: sí; su valor es tanto más indispensable cuanto que la vida humana no transita en solitario ni con la precisa rigidez con que se explaya un algoritmo.

Einstein advirtió en sus días que

“No es suficiente enseñar a los hombres una especialidad. Con ello se convierten en algo así como máquinas utilizables, pero no individuos válidos. Para ser un individuo válido el hombre debe sentir intensamente aquello a lo que puede aspirar. Tiene que recibir un sentimiento vivo de lo bello y de lo moralmente bueno. En caso contrario se parece más a un perro bien amaestrado que a un ente armónicamente desarrollado”.

Nuestro papel como académicos y docentes e investigadores a nivel de estudios generales es y sigue siendo formar, antes que profesionales in fieri especializados en una sola disciplina y quehacer, estudiantes conscientes de sí gracias a una reflexión formativa, tan democráticamente cívica, como humanizante.

c.4 Mas si más allá de qué hacer alguien aún preguntara: ¿cómo lograrlo?, no dude en respondérsele: por medio de la constitución del subiectum humano que busca su felicidad como ciudadano responsable del estado de cosas democráticas en el que se encuentra inmerso y desde el cual está llamado a desenvolverse y desarrollarse -no como Robinson Crusoe junto a Frida y su esclavo, sino- conjunta y equitativamente con todos los otros conciudadanos.

Ni la universidad ni sus estudios generales deben tener algo que ver con el novelesco personaje de Robinson Crusoe, desamparado en una isla y acompañado de su esclavo. Y para que ese no sea el final que nos depara el derrotero democrático, permítanme, por favor, una exhortación final.

No dejen y no dejemos de reflexionar y volver a responder las preguntas que anteceden las tres respuestas anteriores. Y, más aún, renueven y renovemos el firme propósito de no eludir las responsabilidades y consecuencias de todo lo que hacemos o dejamos de hacer en aras del espíritu democrático de nuestros respectivos estudiantes, de la patria y de nuestra civilización.

[1] Ponencia presentada en el XII Seminario Internacional de Estudios Generales, organizado por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, del 23 al 26 de junio 2021).

Para ser un individuo válido el hombre debe sentir intensamente aquello a lo que puede aspirar