El ritmo de vida agitada, siempre ocupada producto de la modernidad que demanda el mundo hoy día, trae cada vez más consecuencias nefastas para la salud.
Y es que el elevado nivel de estrés que padecen muchas personas hoy día desencadena en lo que se denomina “síndrome de la vida agitada”, un comportamiento que trae consigo olvidos frecuentes, apatías e insomnio.
Para abordar este tema consultamos al reconocido neurólogo, José Silié Ruiz, del Centro de Otorrinolaringología, y a la psicóloga, terapeuta familiar y de pareja Mabel Mejía, del Centro Vida y Familia.
Ambos entrevistados hablaron para ¡Vivir! respecto de este síndrome producido por el temible estrés, sus consecuencias y cómo manejarlo.
Según el neurólogo José Silié Ruiz, para el año 2020, la depresión como consecuencia del estrés crónico, será la segunda causa de invalidez en el mundo. Y este dato ha sido confirmado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El especialista afirma que el “síndrome de la vida ocupada” es un desencadenante del estrés que produce, en quienes lo padecen, daños neuronales en el cerebro por las demandas estresantes, las cuales rebasan la capacidad cerebral para armonizar con los retos del buen convivir y el equilibrio emocional, dato también confirmado en investigaciones de la OMS.
El doctor Silié Ruiz citó en esta conversación con ¡Vivir! a la mundialmente conocida investigadora del estrés crónico, la doctora Sonia Lupien, psiquiatra de la Universidad de McGill, en Montreal, quien afirma que nadie suele darse cuenta cuándo empieza a generarse el estrés crónico, el cual es verdaderamente “dañino”.
El neurólogo explica que Lupien divide el estrés crónico en tres fases: la primera, manifestaciones digestivas, cambios en la digestión, gastritis, diarreas…; la segunda, dolores migratorios en distintas partes del cuerpo, y la tercera, un cerebro abrumado que demanda descanso.
Importancia de precisar los “olvidos”. Refiere el neurólogo que debe evaluarse las causas de los “olvidadizos”, si es simplemente parte de una reacción a lo atareado de la vida moderna, el “síndrome de la vida ocupada”, o si por el contrario la persona está iniciando un deterioro cognitivo.
Afirma que: “No es lo mismo olvidar a los 30 años, que olvidar a los 60. Es muy probable que el más joven, esté padeciendo del síndrome de la vida ocupada, pero si esto acontece después de los 60 años, es mandatoria una evolución de su médico psiquiatra o neurólogo”.
Indica que las hormonas y los neurotransmisores que se producen en situaciones de estrés liberan cortisol, hormona estimulante que prepara para la “guerra o la huida”, pero cuando estas situaciones estresantes se convierten en crónicas, se ha demostrado que su exceso conduce a la disminución de la memoria y a la depresión.
Añade que para el médico es de importancia crucial en estos casos determinar temprano si hay un daño en la memoria del paciente con olvidos, con cerebro “embotado” e identificar si se está iniciando un deterioro cognitivo leve (DCL), sea de tipo amnésico o no amnésico.
El doctor Silié Ruiz señala que es importante determinar esta condición, ya que se ha comprobado que de un 10 a un 15 % de los que la padecen pasarán a la demencia. “Hay estudios que aseguran que al cabo de tres años, más del 20 % de quienes padecen de olvidos, no por una vida atareada, ocupada por el “síndrome de la vida agitada, término acuñado por investigadores del CPS Research, centro de investigación de la Universidad de Glasgow en Escocia, se han sufrido demencia”, refiere el especialista de la memoria,
“Tips” para manejar el “síndrome de la vida agitada”. Mabel Mejía, psicóloga, terapeuta familiar y de pareja, nos da algunos “tips” para controlar este síndrome.
Entre estos indica que cuando la persona siente que está envuelta en el “frenesí del día a día” es aconsejable que se detenga y haga una lista de prioridades, para ver cuáles de ellas aportan a su calidad de vida.
Precisa que es necesario soltar un poco el celular, ya que “es muy probable que si te “montaste” en el estilo de vida de la “vida agitada” hayas convertido tu celular en una herramienta de trabajo. “Si es así, ¡despégate!, de los correos laborales, no contestes los mensajes instantáneos relacionados al trabajo, pues mucho se sabe sobre la carga emocional esto genera, porque es llevar el estrés del trabajo a la casa, invadir nuestro espacio de descanso y de disfrutar de nuestros seres queridos” (hij@s, pareja, familiares).
La experta agrega que no es aconsejable aislarse por las ocupaciones diarias. De vez en cuando es saludable “no hacer nada”.
Mimarse debe ser parte de la lista de prioridades, dice. “La alimentación es fundamental, ya que la vida agitada nos hace comer lo que aparezca”.
Otras indicaciones de Mejía son: hacer ejercicios, cuidar la vida sexual, respetar las horas de sueño y no exigirse demasiado.
“Los seres humanos suelen cometer errores y no todos los días estamos en capacidad de dar el cien por cien” de nosotros mismos, concluye, la terapeuta familiar y de pareja.