El acentuado crecimiento de la asistencia social para contrarrestar con urgencia los efectos de la pandemia y de agudos trastornos logísticos por la guerra de Ucrania ha desafiado las finanzas públicas siendo un poderoso motivo para el endeudamiento interno y externo y para la posposición de inversiones en obras y programas imprescindibles para reforzar al país como productor de bienes y servicios. El auténtico desarrollo.
Puede leer: Negación masiva de asistencia médica viola derechos de afiliados
Es prioridad atender las necesidades de consumo de la población incluyendo subsidiar la importación de combustibles para que sus precios no penalicen con costos excesivos los suministros ni eleven duramente el costo de la vida. Es preferible, sin embargo, que la función social esté respaldada por un fisco de ingresos satisfactorios, una actualización que continuamente se niega marginándolo del crecimiento de la economía que debe ir acompañada del crecimiento recaudatorio.
La economía nacional es sólida y muestra auge en cientos de miles de patrimonios corporativos y familiares de visible acumulación de riquezas poco gravadas porque constantemente se mira para otro lado cada vez que procede reconocer que el país no puede seguir prescindiendo de una reforma fiscal. El mayor tamaño de capitales es ostensible; explotaciones industriales y comerciales cobran vitalidad de manera constante. El turismo es pujante, el peso se burla con su apreciación de otras monedas regionales y el sistema de ahorro crece junto a la llegada de remesas. ¿Qué más se quiere?