En las crisis, en las circunstancias más desfavorables y donde las personas se encuentran en el principio y al borde del límite, los humanos responden con miedos, ansiedad, angustia, temor e incapacidad para mantener el focus.
Pero cuando la crisis se prolonga por semanas o meses, las personas terminan siendo afectadas por depresiones, ataques de ansiedad, insomnios, trastornos psicosomáticos y estrés post traumáticos.
En plena pandemia hay quienes se organizan en varis direcciones: en lo emocional, lo psicológico, lo social, lo económico y lo existencial. Todo va a depender del tipo de personalidad, de la inteligencia, habilidades y destrezas en manejar los estresores psicosociales a los que nos exponemos por el coronavirus. Sobre todo, partiendo de aquella frase de un pensador como Viktor Frankl: “Que cosa más penosa, tener el mismo Dios, y no tener el mismo corazón”; Debido a que no todos funcionamos ni ponemos en práctica las emociones positivas: amor, compasión, solidaridad, altruismo, afectividad en el covid-19.
¿Durante las crisis, las personas se exponen a través de sus valores, sus emociones y su verdadero “Para qué?” de la vida. A todos nos ha impactado, como existen personas que se organizan para practicar el agiotismo, la carestía, triplicar los artículos, prestar dinero 20% o 30%a sus vecinos; otros,realizan corrupción tanto pública como privada o actúan de forma egoísta, personalista e indiferente al dolor colectivo.
Cada quien entrega y expone su corazón, sus virtudes, misericordia; mientras otros, exponen la maledicencia, el silencio, la frialdad y el ego. Sin embargo, las personas más sanas y las que han aprendido a fluir o mantenerse enfocado y con respuestas saludables dentro de las crisis; son aquellas que ponen en práctica las emociones placenteras: las que aportan ánimo, optimismo y motivación en los momentos cruciales por la supervivencia humana.
Está comprobado que las personas funcionan mejor y más focalizadas cuando mantienen el interés por la vida, el amor, la alegría, la esperanza y la felicidad.
Al perder el interés, la esperanza y el optimismo en la pandemia, se pierde la motivación, se entra en el letárgo, deterioro sensorio-motor, pensamientos distorsionados, depresión y bloqueo cognitivo.
Las emociones placenteras como el amor, el apego sano, la sensualidad, el sexo, la risa, el vínculo, la reciprocidad y el merecimiento por los demás, despiertan y estimulan los neurotransmisores cerebrales, provocando mejor estado de ánimo, activación sensorial y motora, mejor cognición y pensamiento potencializadores, optimistas y esperanzadores en el covid-19.
Es con esas emociones que se pueden organizar las diferentes respuestas conductuales positivas, adaptativas y funcionales en la familia, las parejas, la sociedad y de forma personal.
Durante la pandemia hay que mantenerse enfocado, continuar desde su casa con la cotidianidad,asumiendo el sentido de utilidad, de vida y de autorrealización personal. ¿Las personas que salen resilientes de este covid-19, son las que se activan con fortaleza emocional, con esperanza y con la capacidad de continuar con el “Para qué?” viven y seguirá existiendo.
Las emociones placenteras son las que sacan sol y alegría a días nublados y tristes. Además, después de la tormenta viene la calma, vuelven los colores de la vida, la sensación de bienestar y de felicidad.
Cada ser humano encontrara su corazón, su sentido de vida, de autorrealización y de auto trascendencia para continuar siendo mejores personas después del covi-19.
Pero cuando la crisis se prolonga por semanas o meses, las personas terminan siendo afectadas por depresiones, ataques de ansiedad, insomnios, trastornos psicosomáticos y estrés post traumáticos.
En plena pandemia hay quienes se organizan en varis direcciones: en lo emocional, lo psicológico, lo social, lo económico y lo existencial. Todo va a depender del tipo de personalidad, de la inteligencia, habilidades y destrezas en manejar los estresores psicosociales a los que nos exponemos por el coronavirus. Sobre todo, partiendo de aquella frase de un pensador como Viktor Frankl: “Que cosa más penosa, tener el mismo Dios, y no tener el mismo corazón”; Debido a que no todos funcionamos ni ponemos en práctica las emociones positivas: amor, compasión, solidaridad, altruismo, afectividad en el covid-19.
¿Durante las crisis, las personas se exponen a través de sus valores, sus emociones y su verdadero “Para qué?” de la vida. A todos nos ha impactado, como existen personas que se organizan para practicar el agiotismo, la carestía, triplicar los artículos, prestar dinero 20% o 30%a sus vecinos; otros,realizan corrupción tanto pública como privada o actúan de forma egoísta, personalista e indiferente al dolor colectivo.
Cada quien entrega y expone su corazón, sus virtudes, misericordia; mientras otros, exponen la maledicencia, el silencio, la frialdad y el ego. Sin embargo, las personas más sanas y las que han aprendido a fluir o mantenerse enfocado y con respuestas saludables dentro de las crisis; son aquellas que ponen en práctica las emociones placenteras: las que aportan ánimo, optimismo y motivación en los momentos cruciales por la supervivencia humana.
Está comprobado que las personas funcionan mejor y más focalizadas cuando mantienen el interés por la vida, el amor, la alegría, la esperanza y la felicidad.
Al perder el interés, la esperanza y el optimismo en la pandemia, se pierde la motivación, se entra en el letárgo, deterioro sensorio-motor, pensamientos distorsionados, depresión y bloqueo cognitivo.
Las emociones placenteras como el amor, el apego sano, la sensualidad, el sexo, la risa, el vínculo, la reciprocidad y el merecimiento por los demás, despiertan y estimulan los neurotransmisores cerebrales, provocando mejor estado de ánimo, activación sensorial y motora, mejor cognición y pensamiento potencializadores, optimistas y esperanzadores en el covid-19.
Es con esas emociones que se pueden organizar las diferentes respuestas conductuales positivas, adaptativas y funcionales en la familia, las parejas, la sociedad y de forma personal.
Durante la pandemia hay que mantenerse enfocado, continuar desde su casa con la cotidianidad,asumiendo el sentido de utilidad, de vida y de autorrealización personal. ¿Las personas que salen resilientes de este covid-19, son las que se activan con fortaleza emocional, con esperanza y con la capacidad de continuar con el “Para qué?” viven y seguirá existiendo.
Las emociones placenteras son las que sacan sol y alegría a días nublados y tristes. Además, después de la tormenta viene la calma, vuelven los colores de la vida, la sensación de bienestar y de felicidad.
Cada ser humano encontrara su corazón, su sentido de vida, de autorrealización y de auto trascendencia para continuar siendo mejores personas después del covi-19.
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