Hasta finales del mes en curso, la Galería Nacional de Bellas Artes, mantiene abierta la muestra antológica de Juan Trinidad, titulada “Impacto” (más elocuente y efectivo no podría resultar este título), integrada por más de 60 obras, realizadas en madera y bronce durante los últimos cinco años y con la cual el expositor se reafirma como uno de los máximos exponentes activos de la escultura dominicana contemporánea.
En efecto, ante el formidable cuerpo de obras que ha logrado reunir en los espacios del Salón de la Cúpula del Palacio de Bellas Artes, Juan Trinidad persiste y trasciende como un artista en cuya práctica creadora se manifiesta nuevamente el “mito inextinguible”: la maravillosa consumación del vínculo absoluto entre vida y obra. Un artista dotado con el talento y la capacidad de expresar y recrear, mediante las formas sublimes de la tridimensionalidad y una dicción plástica hermosamente impecable, las esencias naturales, espirituales y socioculturales del Cosmos caribeño/dominicano.
Tal como advierte Marianne de Tolentino, directora de la Galería Nacional de Bellas Artes y curadora de la impactante exposición: “Hoy, Juan Trinidad, tallista enamorado de la madera y de la nobleza del corte, revela, con una muestra individual, la ardua labor que ha hecho en los últimos años, y una inquietud creadora, siempre en marcha. Siendo el escultor dominicano actualmente más representativo y comprometido con la talla directa, vive inmerso en concepciones, ideas y proyectos”…
Mientras que el crítico de arte Patrick Landry señala que esta exposición: “Es una retrospectiva en el sentido que las obras seleccionadas nos muestran las diferentes facetas y los diferentes caminos de la producción artística del escultor durante los últimos cinco años. Tenemos la gran oportunidad de ver todas esas esculturas reunidas en un mismo lugar para apreciarlas. Podemos constatar que existe una evolución bien interesante que nos permite, no solamente entrar en su mundo, sino también entender la dinámica de la evolución de su obra y las respuestas plásticas plasmadas en sus esculturas”…(Listín Diario,09.07.2016, p.6-C)
En la mayoría de las obras que integran la muestra, destacan las transfiguraciones expresionistas, logradas a base de una efectiva multiplicidad de planos geométricos, los lúcidos juegos de aristas, los cortes angulares y las oquedades interiores en una perpetua búsqueda armoniosa de forma, ritmo, equilibrio y abstracción. Asimismo, a través de su inteligente y poderosa síntesis de Cubismo y Expresionismo, Trinidad imprime dramatismo y un mensaje de contenido trascendental a sus esculturas.
Sin embargo, a la hora de confrontar la ardiente eticidad de su estética y los sugestivos contenidos espirituales de su producción, más vale valorar honestamente los profundos cimientos de su obra y trayectoria, ennoblecidas todavía más por la esplendorosa resolución conceptual y la conmovedora vitalidad expresiva con que Juan Trinidad llega a materializar una obra cuyo potencial significativo, también asimila y transmuta en forma única la reveladora complejidad de su experiencia existencial.
Y es que desde las pulsiones más íntimas de su inefable personalidad y mediante una producción simbólica eminentemente identitaria, en las últimas dos décadas, Juan Trinidad materializa una verdadera estética de la existencia. Ya en su niñez, él comunica a sus progenitores su decisión inquebrantable de ser artista. Sus reflexiones y el viaje introspectivo se intensifican en plena adolescencia, llegando a autocuestionarse sobre cómo iba a lograr realizar su sueño ante los obstáculos, precariedades y circunstancias definitorias. De ahí que en cierto momento el mismo Juan Trinidad haya llegado a autodefinirse como autentico “testimonio” de su pueblo.
“Al inicio de mi carrera, yo me fui de Santo Domingo para no hacer lo mal hecho. En un momento dado me acerqué a mis amigos Yaqui Núñez del Risco-Dios le tenga en gloria- y a Chiqui Hadad y lo único que me podían ofrecer en ese momento era suapiar en la academia”… De manera que quienes han estado atentos al proceso de desarrollo de Juan Trinidad como ser humano y como artista, también han podido comprobar que su ejemplar persistencia creadora le debe bastante a una actitud vital y a una experiencia espiritual tensadas con el mismo riesgo, el mismo cuidado y la misma pasión con que concibe, talla y pule cada una de sus esculturas.