Como cada cierto tiempo se habla de reelección, un tema que apasiona y entretiene. Utilizado por opositores y oficialistas en diferentes épocas, refrescaré esta anécdota, si se quiere pintoresca. Era comienzo del 90. Como de costumbre asistí a dar el informe de recaudación al Presidente. José Quezada, director de Rentas Internas y hombre muy cercano al Presidente, me dijo antes de entrar al despacho que le había enviado un mensaje con el general Pérez Bello a Balaguer, que quería hablarle en privado. Cuando entramos Balaguer tenía una pierna encima de una de las gavetas laterales de su escritorio, sobre un almohadón. Al terminar, Quezada le recordó que quería hablarle en privado, pero el Presidente pidió que me quedara.
Quezada le dijo que como estaba próximo el 27 de febrero, y las“ elecciones serían en mayo de ese año, era hora de que tomara la decisión de ir o no como candidato, porque su partido tenía que estar preparado para dicho evento. Y que además, dirigentes y funcionarios estaban hablando de reelección.
Balaguer le respondió: “Yo sabía que tú querías hablarme de eso. Si yo todavía no lo sé, ¿Cómo puede alguien estar hablando de reelección? Eso se sabrá a su debido momento. Además fíjate, el doctor Huberto Bogaert me acaba de diagnosticar que tengo cáncer en esta pierna”.
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Tan pronto Balaguer expresó eso, Quezada no dijo nada. Ahí quedó todo. Pero al salir, bajando las escalinatas frontales del Palacio expresó que Balaguer no quiso soltar prendas. Que la reelección estaba en un limbo. Pero que le sorprendió mucho que hablara de cáncer en la pierna.
La noche siguiente, al notar que Balaguer no tenía la pierna sobre la gaveta, le pregunté cómo se sentía. Contestó que esa molestia en su pierna era un asunto viejo. Lo cuestioné porqué había hablado de gravedad. Contestó que lo hizo, porque ya sabía lo que Quezada le iba a tratar y lo divulgaría entre algunos correligionarios suyos. Y que lo tenían cansado con el tema de reelección.
Me atreví a preguntarle, si realmente estaba en eso de reelección y me contestó que la reelección era un dilema, porque había varios factores que incidían en eso. Primero que él no estaba completamente convencido de postularse. Segundo, que en su partido los dos o tres dirigentes con más posibilidades vivían en pugilato permanente y que la reconciliación entre ellos era difícil.
Tercero, que si declaraba temprano su decisión, les daba armas a los contrarios para hacer campaña con tiempo. Cuarto, que había que tomar en cuenta aspectos no necesariamente partidarios, sino de otro orden, tanto internos como externos, ya que podían cambiar en cualquier momento. Que por eso no debía precipitarse en definirlo como querían sus correligionarios. Que las circunstancias lo determinan todo. Finalmente sobre lo de la pierna dijo que esa era una excusa más que válida en caso de que las circunstancias así lo determinaran.
No estoy sugiriendo ni insinuando nada. Solo narro esa anécdota, de un zorro político, que no siendo de su partido ni correligionario suyo, me respetó. Recordando eso de que en política, las circunstancias casi siempre lo determinan todo.