Con frecuencia escucho decir que en política siempre se busca sumar. ¡Cierto en el deseo, falso en la realidad! Sumar es la aspiración para construir mayorías electorales, pero el pugilato político es complejo y lleva a otras funciones matemáticas.
En las campañas electorales, el partido que más sume ganará, mientras el que más reste y se divida perderá. Esto puede sonar obvio o trivial, pero sumar en política es más difícil que restar y dividirse.
Para ilustrar estas funciones matemáticas, veamos algunos aspectos del actual proceso electoral.
Hasta ahora, dos temáticas principales definen la campaña del PRM: la anticorrupción y Haití como amenaza a la República Dominicana.
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Con el tema anticorrupción-honestidad-transparencia, que remarcó el presidente Luis Abinader en su anuncio de repostulación, el PRM busca sumar nuevamente los sectores de clase media y media alta de los centros urbanos que asumieron esa causa en el 2020. Con el tema haitiano, Abinader busca ampliar su base de apoyo electoral, ya que muchos dominicanos rechazan los haitianos.
Y es que, mientras en el 2020 la anticorrupción generaba suficiente simpatía hacia el PRM para ganar las elecciones, con el tiempo, la importancia de ese tema baja y se necesitan otros recursos políticos para mantener y ampliar apoyos.
Usualmente el tema haitiano no aparece entre los principales problemas que señala la población dominicana en las encuestas, pero está siempre latente. Por eso, los políticos pueden avivarlo según sus conveniencias. En 1994 y 1996 Balaguer lo utilizó de manera efectiva contra Peña Gómez. Ahora Abinader apuesta a que sea un tema ganador (a pesar de lo riesgoso que es).
En el 2020, el PRM era partido de oposición, ahora es partido de Gobierno. Eso significa que en el actual proceso electoral extenderá sus músculos clientelistas para sumar adeptos. Al hacerlo, necesitará cuidarse de no restar apoyos en el segmento electoral que propugna por la anticorrupción, transparencia y eficiencia del Estado.
Dice la conocida expresión, “divide y vencerás”. Los partidos se benefician de la división de sus contrincantes, ya sea que la promuevan o la encuentren. El PRM es beneficiario de la división del peledeísmo de la misma manera que el PLD fue beneficiario de las divisiones del PRSC y del PRD.
El peledeísmo (PLD-FP) busca sumar votos criticando la gestión del gobernante PRM, encapsulada en la expresión “no saben gobernar”, pero la división los limita. Son más contrincantes que aliados, aunque hayan anunciado la alianza Rescate RD que abarca la mayoría de las posiciones en el nivel municipal y parte de las senadurías.
EL PLD y la FP compiten por establecer cuál es el principal partido de oposición, y el objetivo de cada uno en esta contienda es mostrar músculo electoral para absorber al otro y restablecer la unidad peledeísta. Enfrascados en esa competencia resulta difícil sumar suficientes votantes para ganar porque, ante el electorado no militante, pesa más la división que la unidad de propósito oposicionista.
Y eso, que según la reciente encuesta Greenberg-Diario Libre, sumando, el peledeísmo estaría bailando pegado con el PRM.