Para este 2023, más de 49 países planean celebrar elecciones en 2023. Cada una de esas elecciones, ya sean locales o nacionales, determinará el bienestar democrático de ese país.
Sin embargo, hay cuatro elecciones para ver observar año:
Elecciones generales de Nigeria
Los votantes nigerianos elegirán un nuevo presidente y una asamblea nacional, así como algunos gobernadores y legisladores estatales en febrero. Más de 100 millones de ciudadanos tienen derecho a votar, pero la confianza de los votantes y la confianza del público en la democracia siguen siendo MUY bajas; Nigeria es el hogar de la mayor población, democracia y economía de África.
Elecciones generales de la República Democrática del Congo
En diciembre, los votantes emitirán sus votos por un nuevo presidente, la asamblea nacional, los miembros de las asambleas provinciales y, según la nueva constitución, los miembros de los consejos municipales. Se espera que casi 50 millones de personas se registren para votar en los próximos tres meses.
La elección se produce en medio de una creciente violencia por parte del grupo rebelde M23. La Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) espera desafíos como la logística del transporte de materiales electorales, integridad del Padrón Electoral y disturbios civiles.
Elecciones generales de Guatemala
Los votantes guatemaltecos elegirán al presidente, al vicepresidente, al Congreso, al Parlamento Centroamericano, alcaldes y concejales en junio.
La elección determinará la dirección de este país, ya que continúa viéndose obstaculizado por la corrupción y el crimen organizado.
Elecciones a la Asamblea Local y Nacional de Pakistán
Aunque los votantes elegirán a los funcionarios del gobierno local en abril, las elecciones para la nueva Asamblea Nacional de Pakistán que determina al primer ministro, no se llevará a cabo hasta al menos agosto, con una fecha aún no establecida.
Esta será la cuarta elección general en 13 años, una señal positiva de que Pakistán está dando continuidad a los procesos políticos y electorales. Sin embargo, la elección podría ser tumultuosa en medio de hostilidades políticas y económicas.
Entorno pre electoral
Si bien el 2023 será un año electoral para casi 50 países, también será un periodo preelectoral para varios países. Por su relevancia, solo me circunscribiré a dos de ellos, nuestro país y los Estados Unidos de Norteamérica.
1- Caso dominicano:
Por ser un año atípico, donde nos adentramos a este 2023 con muchas agendas publicas pendientes, el inicio será bastante difícil para el gobierno.
Salvo por la performance de las entidades recaudadoras y el accionar del Banco Central, la vitrina de logros esta escasa en otros ministerios del tren gubernativo.
Sin embargo, sería injusto no reconocer el esfuerzo y denuedo extraordinario, de nuestro presidente, en lo relativo a garantizar la seguridad alimentaria, a través de incentivos fiscales y financieros, dirigidos a la agropecuaria nacional.
Aunque, podríamos observar que estas políticas podrían tener otras variantes en lo relativo al destino de estos incentivos enfocados a las materias primas, insumos e incentivos laborales.
Esto así, debido a que de esta manera se hubiese aumentado el capital productivo nacional y la oferta de bienes y servicios, para el consumo y la exportación.
En otro orden de ideas, para el partido gobernante, la excelente impronta presidencial, le facilita la escogencia del candidato presidencial para el próximo cuatrienio 2024/2028.
Luis Rodolfo Abinader Corona, será la opción indiscutible para este próximo torneo electoral, por el PRM y sus aliados.
2- Caso en los Estados Unidos de Norteamérica
En la nación norteamericana los eventos políticos y económicos están tomando un cauce turbulento e incierto.
La dinámica y desarrollo del partido gobernante, el Demócrata, ha dejado mucho que desear.
Desde la improvisación sistémica, en el manejo de la pandemia hasta el incremento obsceno de la canasta básica de bienes y servicios, ha colocado a esa nación, en una situación entrópica domésticamente hablando.
Este deterioro interno, ha repercutido en su entramado geopolítico donde su involucración en el conflicto ucraniano ha erosionado su credibilidad en el resto del mundo. La tozudez de la Casa Blanca ha creado un clima de desconfianza en el entorno diplomático y bélico. Además, como si fuera poco, la aparente disociativa y cognoscitiva del Ejecutivo, arroja más incertidumbre para este 2023.
Lo anterior, ha pavimentado el trayecto de la iniciativa Republicana hacia su retorno en el Salón Oval de dicha mansión ejecutiva.
Independientemente de los altibajos congresuales, el partido republicano se perfila como la única opción de la clase media, en todas sus variantes, para volver a resurgir en lo económico, social y político.
De seguir esta trayectoria, de un deterioro del tejido social norteamericano, una economía flagelada por la pérdida de competividad y una transición política llena de incertidumbre, la nación norteamericana, en este 2023, estará envuelta en un proceso de reconversión de valores y rescate de su verdadera identidad nacional.
Producto de lo anterior, obviamente, para el 2024, surgirán nuevos esquemas geopolíticos que harán su mella en muchas naciones que han abrazado esquemas socialistoides insostenibles en el mediano y largo
plazo.
Nuestro país, aunque lejos de dichos esquemas, tendrá que reenfocar su política exterior con esos estados, de manera tal que podamos ejercer nuestra soberanía fronteriza de una manera eficaz y proactiva.
También, deberá solventar y continuar la apertura de los mercados de nuestros productos exportables y seguir garantizando el influjo de turistas a nuestro país.
Además, deberá prepararse, para este 2023, de una posible disminución el flujo de divisas provenientes de la diáspora establecida en Europa y la nación norteamericana, aunque esta condición podría cambiar en el 2024.
En resumen: La actividad política en este planeta, para el 2023, decidirá el futuro de la humanidad en lo referente a nuevos regímenes de gobernanza, equidad económica, sosiego social, inmigración, emigración y, por qué no, una redefinición del entorno geopolítico mundial.