La crisis de deuda en EE.UU. obligaría al Gobierno estadounidense a una reducción brusca del gasto público
En pocos períodos de Gobierno en Estados Unidos será tan crucial asumir un ejercicio fiscal responsable que frene el endeudamiento como en el que inicia en enero de 2025.
Las cifras así lo indican: en 1982 la deuda estadounidense rondaba del 35% del producto interno bruto (PIB) y en la actualidad se acerca al 100% del PIB, con previsiones de que alcance el 130% en 2035.
Igual de preocupante es el nivel de deuda pública mundial: se prevé que para el final de este año supere los US$100 billones, el 93% del PIB mundial, y que se acerque al 100% del PIB para 2030. Esto supone 10 puntos porcentuales del PIB más que la cota observada en 2019, antes de la pandemia del covid.
El tema es motivo de preocupación para el Fondo Monetario Internacional (FMI) e incluso para la propia secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, quien ha advertido que si Washington llegara a declarar el incumplimiento de pagos, se producirán una crisis financiera y una recesión en Estados Unidos, que repercutirían a nivel global porque sembraría el miedo entre los consumidores que les hará gastar menos.
Una crisis de deuda en Estados Unidos obligaría al Gobierno estadounidense una reducción brusca del gasto público, haría que suba el rendimiento de los bonos del Tesoro como consecuencia del daño en la confianza de los mercados y provocaría un aumento de las tasas de interés bancarias.
Los planes tanto de Kamala Harris como de Donald Trump no ponen el principal énfasis en la reducción del déficit para frenar el endeudamiento. Como ha sido publicado, Bloomberg Economics estima que los recortes impositivos de Trump podrían llevarla al 116% en 2028 y que las propuestas de Harris aumentaría la deuda al 109%.
De ahí la importancia de que el nuevo Gobierno de Estados Unidos encare ese problema. Y si para lograrlo el candidato que resulte electo en los comicios debe renunciar a promesas para asegurar un objetivo más grande: el de evitar las devastadoras consecuencias sobre la economía de Estados Unidos y sobre la economía mundial de una crisis de deuda.
La República Dominicana no escaparía a esos efectos, pues el aumento de las tasas interés que provocaría una crisis en la deuda estadounidense haría más oneroso el cumplimiento del servicio de la deuda dominicana, y causaría una depreciación del dólar y la recesión que causaría impactaría negativamente en las exportaciones dominicanas.
Además, la situación pudiera golpear al turismo, pues Estados Unidos es el principal mercado de oferta de la República Dominicana, a las exportaciones dominicanas y aunque las remesas han dado muestras de resiliencia, también podrían sufrir en un entorno tan adverso, a diferencia de lo ocurrido en el período de la pandemia.
La preocupación por los niveles de déficit fiscal y el endeudamiento del Gobierno estadounidense ya se expresó con baja en la calificación de la deuda. Lo que debe llevarnos a entender que poner atención a este tema justifica el incumplimiento de promesas de campaña, si se hace con ese propósito.