En ocasión de participar en la conferencia de las Américas Society/Council of Americas, que se celebró en República Dominicana el 12 de abril pasado con el propósito de analizar el futuro de las inversiones y la tecnología en la región, el presidente Luis Abinader resaltó la preparación del país y su estratégica ubicación y cercanía con importantes destinos comerciales como Estados Unidos, y se mostró confiado en duplicar en una década la economía dominicana.
Previamente, el entonces presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), señor Pedro Brache, en un discurso dirigido a los integrantes de la Cámara Americana de Comercio, en septiembre del año pasado, afirmó que el país debía fijarse como meta duplicar su Producto Interno Bruto (PIB) para el 2030. Proponía trabajar para pasar de un PIB de 90.5 (2021) a 189.4 miles de millones de dólares en 2030. Es bueno señalar que las cifras aportadas por Brache se refieren a dólares corrientes, por consiguiente, influenciadas por la fluctuación de precio en el tiempo.
Interpreto que es a eso a lo que se refirió también el presidente Abinader cuando habló de duplicar en una década la economía dominicana.
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Si ese es el criterio en que sustentan sus aspiraciones los referidos, sí que es muy posible lograr el propósito de duplicar el tamaño de la economía dominicana, posiblemente en 2029, si el crecimiento económico se mantiene por encima del 4%.
Nótese que esto no significaría una duplicación en términos reales, que es un cálculo en que se despeja la influencia de la inflación en el tiempo: el PIB a precio constante, en que el valor de la moneda (dólares) preserva su capacidad de compra. En este caso, para lograrlo, el país tendría que crecer a una tasa promedio anual del 7%.
La experiencia muestra que a la economía dominicana le tomó alrededor de 12 años duplicar el valor real del PIB entre 1991 y 2002; en esa la última década del siglo pasado el crecimiento promedio anual de la economía fue de 6%. Ese ritmo se atenuó en la primera década del siglo XXI, cuando la economía redujo su crecimiento promedio anual a 4.7%, y por esa razón, el PIB real tardó alrededor de 15 años para duplicarse. En la segunda década del presente siglo, la tasa de crecimiento promedio anual fue 4.1%, lo que significa que duplicar el tamaño real de la economía tomaría 17 años.
El mensaje es el siguiente: al hablar de duplicar el PIB en una década, hay que entender que esto es en cifras de PIB en dólares corrientes, no es a valor constante o real.
Vista la experiencia de crecimiento de los últimos años, no está claro que la economía logre duplicar su tamaño en términos reales en los próximos 10 años. Dados los niveles de incertidumbre existentes a nivel internacional, las repetidas crisis económicas de los socios comerciales y la persistente desaceleración de la economía dominicana resulta difícil apostar a un crecimiento del 7% en los próximos años, necesario para duplicar la economía en diez años.
La última década del siglo pasado fue la de mayor crecimiento económico en término promedio anual (6%). Esa fue la década de la primera ola de grandes reformas, como la arancelaria, la tributaria, la laboral, la de la inversión extranjera, la política, se iniciaron los procesos de apertura comercial, etc. Y se cosecharon los resultados. Si bien, en las siguientes décadas se produjeron importantes reformas, hoy resulta necesario un nuevo y gran impulso reformador para detonar un mayor crecimiento.
Durante todos estos años hemos puesto mucho énfasis en la estabilidad macroeconómica, en crear un buen ambiente de negocios, en estabilidad financiera, en la apertura de la economía, en lograr mayor eficiencia en el Gobierno, en mejorar las infraestructura, lo cual ha sido positivo. Pero ya eso no basta solo. Es necesario promover la diversificación del aparato productivo, avanzar hacia una industria de alta tecnología y hacia actividades de alta productividad, aprovechar mejor las oportunidades que ofrece la relocalización de empresas en la región (nearshoring), mejorar la calidad de la educación, y la calidad y cobertura de la salud.