Contrario a lo planificado, los españoles comprobaron que en la Española no había suficiente oro para rellenar sus arcas, por lo que se hizo necesario la implementación de una estrategia, que al día de hoy, violaría cualquier protocolo de Derechos Humanos, pero que para la época, era bastante normal, la exportación de esclavos.
Una vez reducida la población aborigen, producto de las duras condiciones de trabajos a las que eran sometidos los primeros pobladores de la isla, el gobierno español se vio obligado a explorar otras áreas, en esa ocasión, incurriendo en la agricultura, el comercio y la producción de caña de azúcar, pero para eso, necesitaban manos de obra barata.
Hoy, en nuestro episodio de “Un viaje a la Historia”, de la Fundación Corripio, haremos una radiografía hasta las entrañas de la esclavitud misma, donde cientos lucharon por su libertad, machete en mano.
La esclavitud en la Española
Debido a que los colonos españoles no eran dados a trabajar de manera manual y con la disminución de la población aborigen, motivado por los trabajos forzosos en las minas de oro y las enfermedades, decidieron importar esclavos desde el Viejo Continente, para realizar el trabajo pesado.
Para la época, los negros se vendían como mercancías, por lo que su comercialización entre África, Europa y América, era recurrente.
Incluso desde antes, los conflictos entre tribus terminaban con los derrotados bajo el yugo de sus adversarios vencedores, dando paso a un método de esclavitud antigua, hasta convertirse en una fuente de ingreso sumamente lucrativa para la época.
Para 1501, frey Nicolás de Ovando fue designado como gobernador de Española por los Reyes Católicos, autorizando la importación de esclavos a la isla para ejercer los duros trabajos a los que eran sometidos y alejándolos para siempre de la libertad que algún día tuvieron en territorios africanos.
Ante esta realidad, desde Sevilla se instauraron compañías con licencia para la exportación de negros esclavos, para suplir a demandas de mano de obra en las Indias Occidentales.
Ladinos y Bozales
A los negros culturizados e hispanoparlantes se les conoció como “ladinos”, mientras que a los importados de África, se les conocía como “bozales”, nombres que diferenciaba una clase de otra.
De estos grupos, los primeros esclavos africanos llegaron a la isla entre 1501 y 1503. Unos 400 ladinos, emulando a los indios, decidieron escapar hacia las montañas e iniciar así su cruzada, lejos del yugo opresor al que eran sometidos por sus colonos.
La práctica se hizo tan común, que a los fugitivos se les conocía como “cimarrones”, mientras que a los asentamientos en las montañas se les llamó “alzamientos”. Una vez allí, los esclavos alzados formaban comunidades conocidas como “manieles” o “palenques”.
Este proceso de la historia permitió el cruce de estas tres etnias, dando paso a una nueva raza, que se constituiría en la génesis de los primeros dominicanos criollos.
Alzamientos cada vez más frecuentes
Mientras los colonos buscaban la manera de cómo generar ganancias, el sueño de los esclavos solo era vivir en paz, aunque ocasionalmente, algunos optaban por tomar las armas y enfrentar a sus captores.
Esto obligó a que Nicolás de Ovando decidiera la paralización de importación de esclavos a la Española, mientras buscaban otras fuentes de ingresos y se enfocaban en prevenir nuevo alzamientos.
Industria azucarera
Para el siglo XVI, ya la economía del oro caía en picada en la Española, lo que provocó que iniciara un nuevo proceso de producción, esta vez, con la siembra de caña de azúcar, planta traída por Cristóbal Colón, en su segundo viaje al Nuevo Mundo.
Esta producción requería mano de obra barata, por lo que los esclavos eran vitales en el proceso de crecimiento económico, pero como muchos habían decidido alzarse en las montañas, la preocupación en las autoridades de Santo Domingo, era creciente.
Sin embargo, bajo el mando de los sacerdotes de la Orden de San Jerónimo, quienes gobernaban la isla, se solicitó la importación de nuevos esclavos, esta vez bozales (africanos no culturizados), para a los trabajos de la creciente industria azucarera.
Tras la muerte de la reina, el rey Fernando revocó las prohibiciones de importación de esclavos africanos, motorizando así, todo el sector.
Esto logró nutrir las arcas españolas por un periodo de 60 años (entre 1520 y 1580), donde llegaron a operar unos 30 ingenios y trapiches, empleando una fuerza laboral de unos 20,000 negros esclavos.
Con los años, este número se desplomaba, junto a la propia industria azucarera y se estima que para mediados del siglo XVII, habían menos de 10,000 esclavos.
Rebelión de los bozales
Sin embargo, no todos los esclavos bozales se ajustaron a las pretensiones de los colonos y se alzaron; primero en actos aislados, pero luego recibieron el apoyo de negros ladinos, en su lucha por la libertad.
El primero de estos levantamientos ocurrió en diciembre de 1521 en un ingenio propiedad de Diego Colon, a la orilla del río Isabela, apoyado por algunos esclavos que habrían servido a las milicias en sus naciones de origen como Senegal.
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Díaz después, otra sublevación tuvo lugar en un ingenio de Melchor de Castro en Nizao, desde donde los insurrectos pretendían llegar a Ocoa, para luego sumergirse en la Sierra de Bahoruco, donde el cacique Enriquillo formaba una nueva civilización desde 1519.
Pero los esfuerzos fueron frustrados por el mismo Diego Colón, quien les emboscó y apresó a sus principales líderes, condenados más tarde a morir en la horca y sus cuerpos fritos en alquitrán, para ser exhibidos en plazas públicas.
Es así como culminó el primer alzamiento de esclavos negros en América, que terminarían años más tarde, con un Enriquillo empoderado y dispuesto a enfrentar a los colonos.