(y 2)
l 1. La desorientación política es hoy tan grande en España como en América Latina y existen españoles, en este mar de confusión, que son, en virtud de su doble nacionalidad, republicanos en nuestro país y monárquicos en España, con adhesión preferente al Partido Popular (PP), en segundo y tercer lugar a Vox y al Partido Unión del Pueblo Navarro (UPN), de centroderecha y católico, fundado en 1979 por Jesús Aizpún (¿será pariente de Inés?).
l 2. Pedro Sánchez obtuvo 179 votos: mayoría absoluta en primera ronda para lograr la investidura como jefe del Gobierno, pero la coalición “progresista” que lidera es una unión bronca que al menor asomo de incumplimiento de los pactos con los partidos independentistas corre el riego de quebrarse y España volvería a la inestabilidad vivida por la Francia de Pierre Mendes-France y la Italia de Amíntore Fanfani hasta que De Gaulle y el socialcristianismo acabaron con aquellas discordias clasistas. En estos dos países, en el decenio de 1950 y principio de 1960, caían los Gobiernos parlamentarios cada tres meses.
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l 3. Es cierto que a la fallida investidura de Alberto Núñez Feijóo, con el voto suyo, de Vox y UPN, se le imposibilitó superar la cifra de 171 votos, pero no es menos cierto que, aunque Sánchez tenga esta vez tres votos por encima de los 176 necesarios para gobernar (en la legislatura pasada solo tenía un voto demás) en una eventual ruptura de la unidad de la izquierda “progresista”, habría convocatoria a nuevas elecciones. Esto significaría la derrota definitiva de Sánchez y su PSOE, así como la de los independentistas catalanes, cuyas exageradas exigencias de la Ley de Amnistía, Autodeterminación y Referendo, les colocarían ante el electorado en la indeseada situación de una derrota humillante de cara a la victoria obtenida en número de diputados durante la presidencia de Artur Más y Carles Puigdemont.
l 4. La oportunidad que tienen los partidos independentistas en la coyuntura de 2023-27 es la de crecer, pero deben concienciarse de que su cuota de diputados en los comicios de 23J fue pírrica. También deben concienciarse de que las exigencias hiperbólicas al margen de la Constitución pueden costarles la sanción del artículo 155, tal como lo aplicó Mariano Rajoy en su momento.
l 5. Por su parte, Pedro Sánchez, que acaba de aportar una demostración de inteligencia, astucia y sentido de la oportunidad como negociador, político flexible (requisitos maquiavélicos, ideología moral aparte), deberá ingeniárselas para mantener cohesionada esa unidad multicolor de tantas fuerzas disímiles desde el punto de vista de los intereses regionales, personales, clientelistas y patrimonialistas a veces, de los dirigentes políticos que posibilitaron la investidura.
l 6. Debe recordarse que el PP y Vox no están liquidados con la derrota sufrida en el intento de investidura de Núñez Feijóo, debido a que ese PP es el primer partido de oposición y se alzó con 8.091.840 votos (33%) y Vox sacó 3.033.744 votos (12.39%), segunda fuerza opositora, y juntos sacaron 11.125.584 votos (45.44%). Mientras que el PSOE obtuvo 7.760.970 (un 31.7%), lo que añadido a los de SUMAR, 3.014.006 (12.39%), equivalen a 10.774.976 votos (un 43.38%). Estos datos significan que en una hipotética convocatoria a nuevas elecciones debido a una supuesta ruptura de los pactos políticos con los independentistas y consiguiente caída del Gobierno, esas fuerzas opositoras tendrían las de ganar tales comicios, porque el electorado, ya muy inclinado a estos partidos, vería al Gobierno de Sánchez como incapaz de regir los destinos de España.
l 7. No hay nada más terco que la realidad. Manifestaciones, violencia, insultos, llamado al golpe de Estado, Gobierno ilegítimo, mítines frente al local del PSOE en la calle Ferraz, regusto de la prensa y los periódicos tendenciados, lanzadera de huevos contra los diputados socialistas por parte de militantes manipulados contrarios a la anunciada Ley de Amnistía. Estos enfrentamientos son a lo que en Santo Domingo llamamos derecho al pataleo.
l 8. Pero ¡ojo!: el derecho al pataleo es contrario a la ley cuando se pasa a las vías de hecho. Se sabe, hasta ahora, que el PP no es un partido golpista y que estos escarceos en contra del Gobierno de Sánchez son la forma de Núñez Feijóo trazar su estrategia en contra de la amnistía para mantener cohesionada a su tropa para 2027. El líder opositor sabe que sin Vox el PP no va a ningún lugar. El problema es saber si Vox será subsumido por el PP o mantendrá su independencia radical como socio de ocasión. Si el PP no puede prescindir de Vox, queda por ver si frente a este partido nazi-fascista en extremo violento, el PP logrará contener a su socio o sucumbirá en el intento. Entonces, si Núñez Feijóo no lo lograra, Vox podría sustituir al PP como primera fuerza opositora.
Hay que centrar la atención en el derecho al pataleo, porque él puede convertirse en un símbolo de futuros enfrentamientos de las derechas y la extrema derecha contra el Gobierno y el control del sistema judicial, una especialidad de los Gobiernos conservadores, pudiera ayudar a la ingobernabilidad en España, toda vez que Núñez Feijóo ha declarado que el problema de la Ley de Amnistía se resolverá fuera del ámbito del Congreso de los Diputados.
l 9. ¿Por qué el PP se vio obligado a aliarse a Vox? Para asegurarse el primer lugar de los votos en las elecciones del 23J y con un socio menor, aunque sea de la extrema derecha, lograr los 176 diputados para la investidura, pero consiguió solamente 171. El PP se quedó sin plan B y el líder se vio obligado a improvisar, junto a Vox, para mantener la cohesión conservadora. De ahí la estrategia de Núñez Feijóo basada en la propaganda de la ilegitimidad del futuro Gobierno de Sánchez cuando constató que no poseía la mayoría absoluta para ganar la investidura y formar Gobierno. Su razonamiento político para justificar la derrota descansó en un sofisma aritmético: PP, Vox y UPN obtuvieron 11.125.584 votos (el 45.44% del total de votos emitidos, o sea, 24.743.612: un 70.4%). Razón: Que el PSOE se abstuviera en el Congreso para favorecer la investidura de Núñez Feijóo, puesto que este obtuvo mayoría de votos en los comicios y el PSOE y SUMAR solo habían alcanzado 10.774.976 votos (el 43.38%), es decir que, en virtud de esa lógica, en el magín de Núñez Feijóo, Pedro Sánchez y el PSOE deberían cederle el poder cuando el Rey le llamara a formar Gobierno. El líder opositor lo intentó por segunda vez y no logró su objetivo, porque el PSOE no se abstuvo y esperó, como segundo en la votación, el llamado del Rey a Sánchez a formar Gobierno. Obedeciendo al refrán que reza que la jicotea -en España dirán el ave o el pájaro- no es de quien la ve, sino de quien la coge, a Sánchez, aunque le costó más tiempo y mucho esfuerzo, logró, al hacer “de la necesitad, virtud” (Maquiavelo, sin moralismo), formar Gobierno luego de un complejo proceso de negociaciones con los partidos independentistas. Los resultados de estos pactos están por verse, como de igual modo serán sometidas a dura prueba la inteligencia, la astucia y el sentido de oportunidad del nuevo jefe de Gobierno, quien ha logrado, en este tercer mandato, meterse en el bolsillo a PP, Vox y UPN, así como a la disidencia de Felipe González y al ala conservadora de los barones del PSOE, quienes les hicieron el juego a los opositores al esgrimir el argumento de que la Ley de Amnistía “rompería” la existencia del Estado nacional español y, además, aconsejaron a Sánchez que se retirara de la contienda al alegar que el PSOE, aun perdiendo, podía reconquistar el Poder en el cuatrienio 2023-27 con más apoyo popular que el alcanzado en 23J. La política, al igual que la historia, es lo que sucede y a nadie le gusta postergar para el futuro, que no existe, lo que puede tenerse a mano en el presente, a pesar del consejo de Fouché: Hay que saber retirarse a tiempo para volver a conquistar el poder. Él se retiró, pero no volvió al poder.
l 10. Como epílogo, el pronóstico de España, a corto, mediano y largo plazo, puede ser reservado si en esta época de neoliberalismo salvaje y cultura frívola (o light) donde reinan el materialismo y sus patas ideológicas (consumismo, hedonismo, relativismo y permisividad, según el siquiatra español Enrique Rojas) no la conducen al extremismo de derechas o de izquierdas, aunque el izquierdismo luego de la hecatombe del socialismo de la ex Unión Soviética y sus países satélites tiene escasa o nula posibilidad de volver a arraigar en Europa.
l 11. Pero el pronóstico crítico ocurrirá si hay un fracaso en el cumplimiento de los pactos firmados con los partidos independentistas y si estos no cometen el error de extremar sus demandas hasta lo imposible, porque la Constitución burguesa -y a veces oligárquica de España y su artículo 155- no permite la independencia de Cataluña ni de ningún a otra región, salvo que los independentistas produzcan una revolución que elimine el actual Estado nacional, pero el grado de conciencia política de la inmensa mayoría de los españoles no ha llegado todavía a ese estadio, por lo que las exigencias hiperbólicas pudieran conducir a un Gobierno de extrema derecha como el que sueña Vox, es decir, con un régimen nazi-fascista como el que en Alemania e Italia impusieron Hitler y Mussolini al encumbrar a la pequeña burguesía depauperada a gobernar la burocracia de ambos Estados luego de la derrota en la Primera Guerra Mundial, tal como lo ansían Santiago Abascal y Marina Le Pen en España y Francia. Georgia Melloni ha llegado al poder en Italia con esta ideología, ¿pero le permitirá el contrapeso de la Unión Europea y la OTÁN de los Estados Unidos reconstruir el sueño mussoliniano?
l 12. La crisis de acumulación que abate hoy a Europa y Occidente es un laboratorio, al igual que lo fue la derrota de Alemania en 1914-18, para el surgimiento de la tentación totalitaria de las derechas. Con el llamamiento del PP y Vox a la resistencia en contra del Gobierno y el casi pronunciamiento de los exmilitares españoles pidiendo la destitución de Sánchez, parece que la lucha de clases en España logra su punto más álgido. Soplan vientos de fronda, soplan vientos de guerra civil, como en 1936 con el pronunciamiento de Franco. ¡Qué Dios coja confesados a los españoles y españolas! A la pequeña burguesía alta de España, que vive de la acumulación de riquezas a través de la burocracia del Estado, le es muy duro pasarse doce años en la oposición y Sánchez representa un gran peligro para esas clases conservadoras, porque ante la presencia de líderes coyunturales, como es el caso de Núñez Feijóo, eso significaría que pudieran estar los del PP 16 años fuera del Gobierno. ¿De qué vivirá esa burocracia estatal del PP durante estos cuatro años de Gobierno del PSOE? El fenómeno político de la ausencia de líderes persistentes en España, como fueron Felipe González y Mariano Rajoy, es típico de esta era de lo efímero pautada a escala planetaria por el neoliberalismo salvaje y su cultura light.
l 13. Los conservadores fuera del poder se comportan sicológicamente como desesperados e intolerantes ante la frustración (no admiten ninguna derrota) y recurren a todo tipo de justificación y racionalización para derribar el Gobierno que le ha ganado en buena lid las elecciones. En Santo Domingo se vivió el caso patético del golpe de Estado en contra de Juan Bosch el 25 de septiembre de 1963, cuando la derecha no aceptó la victoria del candidato del Partido Revolucionario Dominicano, pese a que ganó con el 59% de los votos y, para derribarle, le acusó de comunista.
Hoy en España la derecha usa un argumento típicamente parecido al de los golpistas dominicanos de 1963 al recurrir al anglicismo: romper a España (to break down), extraído del idioma internacional del Imperio, allí donde el castizo de Cervantes usaría el verbo destruir. La lengua del Imperio aporta prestigio social a quien la usa: es una creencia falsa, como todas las creencias.