Si hay un partido que se ha convertido en un habitual en el calendario de las Eurocopas es el España-Italia. Un partido que lleva repitiéndose de forma consecutiva en las últimas cinco ediciones del campeonato -contando con esta- y en el que en tres de las cuatro ocasiones que ya se ha disputado, el que ha ganado este encuentro ha terminado levantándose campeón del mayor campeonato del viejo continente. Falta ver si se mantiene esta tradición.

Y es que ya no es que sea habitual, es que se ha convertido en el Clásico de Europa. El partido de selecciones punteras del viejo continente más repetido en la historia. Hasta en 40 ocasiones se ha disputado este encuentro que hoy a las 21:00 horas tendrá una nueva repetición. Una rivalidad que no se entendería sin esa existencia de hermandad. Un respeto mutuo que se ha podido ver en los momentos previos del partido, así como en los últimos enfrentamientos entre ellos. De hecho, en dos ocasiones ya ha eliminado España a Italia en las semifinales de la UEFA Nations League. Un resultado del que probablemente se acuerden más italianos que españoles.

La historia reciente del Clásico de Europa, en la Eurocopa

Una rivalidad que se acrecentó en el año 2008 cuando España rompió ese maleficio de los cuartos de final con el penalti de Cesc Fàbregas para dar paso a la mayor generación de oro de la historia de la selección. Esa victoria en penaltis luego se volvió capital al levantar la copa de campeón. Una escena que se volvió a repetir en 2012 cuando España tumbó a una Italia que poco pudo hacer ante el despliegue de los de Vicente Del Bosque en esa goleada (4-0) que supuso el final de una generación brillante.

Desde entonces, Italia supo reaccionar y en 2016 fue capaz de eliminar a España en la Eurocopa de Francia. Fue en un partido de octavos de final donde Giorgio Chiellini y Graziano Pellè firmaron la venganza de aquella final que se disputó cuatro años antes. Aunque de poco le sirvió a una Italia que fue eliminada por Alemania en la siguiente ronda. No fue hasta 2021 cuando el resultado de este enfrentamiento le abrió las puertas de una nueva final. En esta ocasión era Italia quien venció a España en los penaltis en las semifinales y se metía de nuevo en una final que ganaría contra Inglaterra.