Esto también pasará

Esto también pasará

“La Voluntad de Dios es que seas completamente feliz ahora”.

Un Curso de Milagros

Frente a las circunstancias que se presentan, todo el tiempo estamos eligiendo, de modo consciente o inconsciente, si las vivimos desde el miedo o desde el Amor. El miedo ciega. El Amor revela. Lo que nos ocurre y la forma como lo experimentamos es el fruto de lo que pensamos.

Muchas veces, el pensamiento de separación dominado por el ego nos hace olvidar la conexión entre la manera en que vibramos y la realidad que vivimos, y aún más, con frecuencia nos sentimos impotentes. UCDM expresa: “Cuando seguimos su guía, el ego nos conduce incesantemente a un estado mental infernal”.

La situación actual nos ha conminado a disminuir la velocidad habitual con la que vamos hacia la vida, nos ha liberado de ir a innumerables actividades sociales, nos ha regalado tiempo para hablar con la familia, nos ha brindado ocasión de escuchar al cuerpo, manejarnos con poco dinero, comer con tranquilidad, supervisar las tareas de los niños, arreglar gavetas, leer libros, escuchar música, valorar la salud y contactar con los deseos más puros, para orar por nosotros y la gente que amamos y el mundo.

UCDM dice: “La perfecta felicidad viene cuando descubrimos la realidad del Ser interno, donde siempre hay orden, independientemente de las condiciones externas”. Hemos tenido chance para soñar, visualizar e investigar qué nos gustaría atraer, qué nos hace felices, qué valoramos, qué nos gustaría nutrir y ver crecer. Cuando encontramos respuestas a estas preguntas y vamos en la dirección de satisfacerlas, alentamos e inspiramos a otros para que contacten su propio camino.

Cada quien ha sido responsable de cuidar su espacio y su vida. Al mismo tiempo, nos hemos mantenido interesados en los demás. Todo lo que hacemos podría fortalecer la luz interior y utilizarla para percibir la belleza. De esta manera, es posible impregnar de entusiasmo las actividades de la vida cotidiana.

Cada uno está viviendo estos tiempos en el lugar adecuado para mirar las lecciones que requiere su alma. Observáte todo el tiempo, mira la calidad de pensamientos y sentimientos que estás teniendo día y noche. Cuando la mente y el corazón están en calma, estamos siendo guiados por el Espíritu. Si estás agitado entrega tus pensamientos y sentimientos a Él.

La historia de “Esto También Pasará” es un recurso útil para este tiempo. La comparto:

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:

-Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total…

Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada. El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:

-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje -el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino…

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso. Simplemente decía: “ESTO TAMBIÉN PASARA”.

Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.

El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes… y él se sentía muy orgulloso de sí mismo. El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:

-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

-¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

-Escucha, -dijo el anciano-, este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:

-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

Comentario: si el malestar llegara, acude al amor que duerme en tu interior y para el ataque de tu ego. Esto también pasará, y cuando pase nos daremos cuenta que hemos dado un salto cuántico en la consciencia de vivir desde el Amor. UCDM dice: “La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un cambio”.

Te veo sano (a), te veo en bienestar, te veo en paz. Así es como me veo a mí misma.