Un estudio del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona (España) ha permitido diferenciar, mediante biopsias, entre pacientes de COVID-19 que tienen daño grave pulmonar y aquellos que no, lo que evita someter a estos últimos a una terapia con corticoesteroides que no necesitan y que puede tener efectos secundarios.
La neumonía organizada es un tipo de enfermedad pulmonar que se caracteriza por una inflamación muy importante y que puede ser derivada de la infección por SARS-CoV-2.
El tratamiento recomendado es la administración de corticoesteroides, que pueden evitar que se desarrolle fibrosis pulmonar.
Sin embargo, es importante identificar qué pacientes necesitan realmente la terapia, ya que requiere altas dosis de fármaco durante meses y conlleva un riesgo elevado de efectos secundarios.
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Para evitar esa situación, investigadores del grupo de Neumología del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) emprendieron un estudio sobre un grupo de pacientes, tres meses después de su hospitalización por COVID-19.
Los investigadores realizaron un TAC torácico, así como pruebas funcionales, para evaluar la función pulmonar en 757 pacientes.
En aquellos que observaron que podría haber afectación intersticial en los pulmones (inflamación de su tejido), se les realizó unas biopsias mediante broncoscopia, una técnica que consiste en introducir por la boca o nariz un tubo delgado, con luz y cámara, que llega hasta las vías respiratorias.
Las biopsias se realizaron en 50 pacientes y las muestras obtenidas permitieron identificar distintos niveles de daño intersticial en los pulmones.
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Gracias a estas extracciones se observó que 30 personas (un 60 % del total) tenían un daño grave en el pulmón y, por tanto, necesitaban tratamiento con corticoesteroides, pero había 17 personas (un 34 %) que no lo requerían.
«Gracias al estudio evitamos la administración de corticoesteroides a 17 personas que, inicialmente, según el resultado en la TAC y en las pruebas funcionales respiratorias, estaba recomendada», ha destacado el doctor Mario Culebras, médico especialista del Servicio de Neumología del centro hospitalario catalán.
El trabajo, publicado en la revista Chest, se ha llevado a cabo en colaboración con los servicios de anatomía patológica y radiodiagnóstico de Vall d’Hebron y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES).
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