Ingresé en el año 2000 como soldado raso al proceso de formular el primer plan estratégico. Un concurso público y el aval de la junta de directores del Consejo Estratégico de Santiago (CDES), presidida por Miky Lama, lo decidió. Entre los criterios de selección de los expertos, estaban el expertise técnico, condiciones éticas y valores personales.
Recuerdo que Juan José Batlle, vicepresidente del Consejo y el municipalista Juan Castillo, de Fundación Solidaridad, acreditaron lo que el papel recogía sobre mi hoja de vida. José Raúl Fernández, arquitecto urbanista, dirigía el proceso siendo uno de los más aventajados técnicos del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) de PUCMM.
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Al llegar al viejo edificio empresarial en ese momento, lugar donde se encontraban y todavía se ubican, las oficinas del Plan Estratégico, me quedé impresionado por lo humilde, dúctil y reducido del espacio donde se piensa el desarrollo estratégico de Santiago.
¿Qué bien pensé para mis adentros? Es el mejor ambiente organizativo para desde esta mansedumbre aportar, innovar y crear. Llegué a la primera reunión a recibir los materiales técnicos preparados con mucho esmero por José Raúl y a firmar el modesto contrato que se ofertaba por esa consultoría.
En lo que hacemos en la Oficina del PES alentamos ciencia, creatividad y ética. Cuidamos la sostenibilidad de estos estilos y métodos. Nos ocupa asumir de forma inteligente, las tres categorías de la ética analizadas por el filosofo chileno Fernando Lolas Stepke: i) el Saber Hacer, ii) el Hacer Saber y iii) el Saber Estar.
“Saber Hacer”, pues nos empleamos en estudiar e innovar la metodología que impulsa el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (Cideu) con sede en Barcelona, una entidad que integra el acervo intelectual de más de 160 ciudades. “Hacer saber”, pues las metodologías incorporan técnicas sobre cómo difundir, comunicar e informar lo que se hace. Finalmente, “Saber estar”, dado que nuestra identidad institucional debe transpirar una espiritualidad moral y de plena dedicación al trabajo.
Creo que trabajé tres veces más de lo que decía mi primer contrato original en el CDES, todavía preservo ese estilo. Animé múltiples actividades que nos llevaron desde el Palacio de Justicia para analizar los problemas judiciales hasta el hospital Cabral y Báez.
Efectuamos consultas nacionales y locales sobre pobreza, exclusión social, violencia, cultura, salud y educación. La comisión de población fue uno de los espacios técnicos del primer plan estratégico de Santiago. Ahí se sentaron las bases de lo que somos hoy. Un centro de planificación, creatividad y ética.