Por: ONORIO MONTÁS
La calle El Conde o Del Conde por un tiempo fue una de las principales de Santo Domingo. Su nombre se debe al Conde de Peñalva. Esta vía empieza en una estatua en homenaje al líder de “Revolución de Abril” coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, en la calle Palo Hincado-Puerta del Conde, en la intersección, y finaliza en una escalera de piedra que lleva a la avenida del mismo nombre presidente Caamaño Deñó, en la ribera del río Ozama. Actualmente es la única calle peatonal de Santo Domingo, aparte de la clausurada calle Pellerano Alfau y la transitada final de la calle Las Damas o Plaza María de Toledo.
Recuerdo que los inicios de la Plaza Independencia comenzaba en la icónica calle Tulio Manuel Cestero en homenaje al escritor de la novela “La Sangre”, clausurada por el síndico Rafael Suberví Bonilla (donde se erige el abominable edificio de “Telemicro”, que rompe todas las normativas existentes) que limitaba el Ensanche Lugo con la calle Pina con la glorieta que demolieron en 1975, del arquitecto checoeslovaco Antonin Nechodoma, construida en 1912. Esa calle era una referencia obligada pues estaba ubicado el Teatro-Cine Independencia y el Club Libanes-Sirio-Palestino.
Más adelante el presidente Joaquín Balaguer ordenó construir un gran mausoleo y el traslado de los restos de los “Padres de la Patria” Duarte Sánchez y Mella desde Baluarte del Conde o Baluarte el Conde (antes llamado Baluarte de San Genaro).
Pero todo el entorno de lo que fue el kilómetro 0 de la ciudad de Santo Domingo se ha convertido en un penoso arrabal, primero con un mamotreto que hace fondo al mausoleo donde reposan los restos de Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, inaugurado en el año 1973.
Existía una ruta comercial importante partiendo de la Julio Verne con el encuentro del final de la calle Mercedes con avenida Simón Bolívar. Estaba una de las Pizzerías más famosas de la ciudad, Sorrento, atendida por su dueño Mimo; luego El Viejo Roma, regenteado por don Rómulo y doña Herminia. Más adelante el hotel Presidente luego “Europa” frente al parque Independencia, Ciudad Trujillo, justo en el “mojón” del kilómetro 0 de la ciudad, que más adelante inauguró un casino, con su boite bailable con Félix del Rosario y sus Magos del Ritmo, seguido del famoso “Restaurant Mario”. Casi en la esquina estaba la famosa fonda de comida criolla “La Freiduría”, del ingenioso don Eurípides Vicioso, con sus numerosos hijos, Hilda, Quico, Ramón, René, Miki y Sara Inés Vicioso Aira.
Ya en ese gran edificio abandonado de los Mejía-Ricart, que ocupa la Palo Hincado-El Conde-Mercedes, donde inicialmente estuvo el “Restaurante 1 y 5”, que ocupaba gran parte del frente al Conde y que luego se convirtió en solo la “Cafetería 1 y 5”, de don Miguel Paliza, padre de nuestro gran amigo profesor de inglés en el “Dominico-americano”, médico y “colega fotógrafo de interiores”, José Miguel Paliza López, como el mismo se define. A los cubanos Rafael y Eudad Feria Rodríguez, padre e hijo que habían huido de Cuba por terroristas, en tiempos del presidente Gerardo Machado y Morales, instalando una enmarcadora de imágenes religiosas, cristales y litografía en la avenida Mella, padre e hijo con la dicha como “cubanos” al fin, desde que se inició la “Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”, “y se le abrió el cielo”, nos cuenta el destacado actor y gestor cultural Augusto Feria, gran parte de la pintura que se utilizó, la vendió “Sapolín” importaban cola EGA y uno que otro productos Elmer´s, pegamento para madera. La otra parte del local estaba un concurrido salón de barbería de Leal Prandy y una tienda de instrumentos musicales “Viloria”, además una concurrida farmacia propiedad de una famosa “clínica” en el segundo piso de Guerrero y Mieses de un señor apellido Franco Pichardo con una presurosa y concurrida “joven clientela”. El segundo piso del edificio de los Mejía-Ricart, todo el segundo piso las oficinas de la Shell Company.
Frente en la esquina estaba el famoso salón de barbería “Marión”, luego la populosa inicialmente la tienda de discos “La Guarachita” (que se destacaba por promover la música de “amargue o la bachata) del locutor Radhamés Aracena. Al lado estaba B. Preetzmann Aggerholm, C. por. A en la #104. Era una agencia representante de varias compañías de seguros estadounidenses e inglesas heredó el doctor Máximo Arturo Pellerano Romano de su tío Bernard Preetzmann Aggerholm, esposo de su tía Consuelo Romano. Y luego “Salón Mozart” de Atilano Blandino, y “Bartolo Primero”, de Abraham y Muñeca Hasbún, una empresa que manejaba una tienda de discos, con un amplio catálogo de artistas. Al lado en la esquina el edificio Jaar que en su primer piso ocupaba la “Curacao Trading Company” y en los pisos superiores había varias radiodifusoras en la acera del norte estaba “Galería de Arte Auffant” de su dueño Rafael Auffant, el “Estudio Fotográfico Molina” y la famosa “Farmacia Gómez” de Humberto Gómez Oliver.
En el frente estuvo el local del en el segundo piso el local de Unión Cívica Nacional del Distrito Nacional y en el primer piso el periódico de Rafael Bonilla Aybar “Prensa Libre”, incendiado al inicio de la “Revolución de Abril” por la ira de la población, y Bonillita tuvo que poner los pies en polvorosa… ¡Por ahí va Bonillita!… Más adelante se instaló hasta hace poco “Musicalia”, y ahora un bar; en la acera opuesta de la Espaillat “Mercantil Importadora” propiedad de los comerciantes italianos Pascual Forestieri y Francisco Forestieri, la desaparecida “Óptica Alfaro”, “La Margarita” que todos los años para navidad montaban un gracioso «Santa Clo » figura que fue la emblemática atracción para los niños y adultos en la vitrina de la tienda “La Margarita” principios de los 50, propiedad Gilberto Pellerano, la familia Pellerano proviene originariamente de Santa Margarita Ligur, al cruzar la calle Santomé estaba el famoso restaurant “Roxy” sitio obligado de jóvenes y adultos propiedad de Ben Chin Joa y Alfredo Chea; Ben Chin Joa venía de su populoso y gran restaurant en la avenida George Washington “El Mandarín”, de su propiedad.
Luego contiguo al “Roxy” estaban las principales líneas aéreas “CDA”, “Varig”, “Viasa” y “Pan American World Airways (PAA)”. En el frente estaba “Quisqueyana de Aviación” y “Trans Caribbean Airways (TWA)”. En la próxima esquina calle Sánchez la famosa tienda “López de Haro” y al lado hubo otra de las casas de venta de de discos “Discomundo”, de Papito Nina.
En la siguiente cuadra estaban los restaurantes el “Panamericano” y el “Yassonie” y la “La Casa del Mimbre” los tres de Ben Chin Ben Joa, más adelante estaba “Torrey” una tienda de ropa exclusiva de caballeros, a lado R. Esteva y Co. de Rafael (Fello) Esteva Menéndez y Carlos Alberto (Baby) Ricart Vidal en el edificio Saviñón en el frente en la esquina José Reyes la gran tienda del hogar, damas y caballeros “La Puerta del Sol” de don Pepe Ramírez, al lado la joyería “Di Carlo”, el cine “Santomé”, la tienda “Niza”. “La Casa de las Medias” ubicada entre las calles Sánchez y José Reyes.
En el bloque siguiente estaba la pequeña relojería y orfebrería “La Veneciana” de Giovanni Abranmo, y luego la “Casa Forestieri” de Pascual Forestieri, que cerró sus puertas en 1964, seguido de la gran tienda “Los Muchachos” y una de las principales tiendas “El Palacio” en la esquina 19 de marzo la “Casa o Relojería Tonos” de Mauricio Tonos y en la esquina opuesta estaba una de las principales tiendas “Casa Cérame” y al cruzar al frente estaba la cafetería de “Los Griegos”, sitio preferido de intelectuales, publicistas y periodistas.
Al lado otra tienda de discos “Karen´s Records” y la concurrida cafetería “El Sublime”, sitio preferido de las juventudes “revolucionarias” y tertuliantes de los años 60, propiedad de un puertorriqueño “anticomunista rabiosos” José Mattei que salió huyendo de la zona “constitucionalista”; al frente el eterno famoso centro de tertuliantes recientemente cerrada “La Cafetera”, un lugar emblemático en la Ciudad Colonial de Santo Domingo, y posiblemente del país, fue fundada por el inmigrante español Benito Paliza Torres, en 1932; la cafetería más antigua de la capital donde se degustaba el café “El Negrito”, además fue pionero con la “Torrefacción Paliza” junto a su hermano Miguel, sita en Santa Bárbara, en la avenida España, donde cautivaba con el agradable aroma a café tostado a toda la zona colonial.
No solo fue pionero en la torrefacción de café en la República Dominicana, sino también un epicentro para las tertulias artísticas y literarias que marcaron una época en la capital, que permanecía 24 horas abierta al público capitalino. Luego de la caída de la dictadura justo al lado aprovechando la ebullición social del disfrute de la “Libertad” se abrieron varios centros de esparcimiento y buen comer, el famoso restaurante “Jai alai”, que significa “fiesta alegre” en euskera, y luego el piano bar “El Baitoa” del doctor Manuel Sánchez Acosta que amenizaba Enriquillo Sánchez, que se hizo famoso después del “golpe de Estado de 1963” el tema “El Guardia con el Tolete”, que se convirtió en un “himno” de protesta en todo el país. Más adelante al cerrar por presiones políticas, el “Baitoa” se abrió el exquisito restaurante “Moulin Rouge” del periodista Alberto Amengual. Contiguo quedaba una tienda especializada en enseres de cocina, “Eugenio F. Huot”, luego la casa disquera “Julio Tonos” administrada por su propietario Julio Tonos se especializaba en la venta de discos de tangos de la marca Odeo´n, y en la esquina “La Opera” de damas, y al frente en la esquina sur la Ferretería “Morey” y la tienda de tejidos “González Ramos y Co.” Y luego de la tienda de “La Opera” de caballeros estaba en el edificio Diez contiguo en el primer piso la “RCA Cables & Radio Corp.” (RCA) fue una empresa multinacional de telecomunicaciones que operó en la República Dominicana desde el siglo XIX. Luego las tiendas de calzados “La Favorita” y “Plavime” y hotel “Hotel Comercial” famoso por las tertulias del chino Juan Chea, quien organizaba unas tertulias literarias donde participaban arquitectos como Manolito Baquero, Gay Vega, los hermanos Alfaro, diferentes artistas y había una gran colección de caricaturas del famoso caricaturista Miche Medina. Frente el Edificio Baquero, en su “Sótano” estuvo la primera Bolera que existió en nuestro país y en todo su primer piso “Firt National City Bank“ en su regreso después de caída de la dictadura. (Firt National City Bank of New York hasta octubre de 1941, cuando sus activos y todas sus sucursales fueron vendidos a la dictadura de los 30 años gobierno dominicano para crear lo que hoy es el Banco de Reservas de la República Dominicana.).
Ya casi finalizando el kilómetro de la extensión de emblemática de esta evocadora de nuestra calle símbolo de nuestra calle El Conde estaba en el local del “Movimiento Revolucionario 14 de Junio” y luego “Joyería Di Carlo” el “Instituto Dominicano de Periodismo” y la “Papelería Pol Hermanos”. Al frente, el “Reloj Público” y “El Palacio Consistorial”.
Cruzar al “Parque Colón” o “La Plaza Mayor”, rodeado de palomas revoloteando de todos los colores, recuerdos, esperanzas, ilusiones.
El “Palacio de la Esquizofrenia”, ¿Cuántos recuerdos? El conde 15, la biblioteca Lincoln o USIS (Servicio Informativo y Cultural de los Estados Unidos), el servicial Franklyn Polanco, lo que fue el Partido Revolucionario Dominicano a la caída de Trujillo, en su primer local en El Conde #13, Gift Shop “Recuerdos Dominicanos”. Con “El Caribe”, el Instituto Cartográfico Universitario y las “Escalinatas”, ahí terminan mis recuerdos… Mis experiencias de las alturas de las edificaciones en Roma, Italia… Uno de los principales atractivos de Roma es, sin duda, el hecho de que en cada esquina de la capital italiana hay arte y belleza por todas partes y hay la preocupación de todas las autoridades de que ninguna edificación moderna le reste majestuosidad a sus monumentos Roma, la ciudad fue fundada el 21 de abril del año 753 a. c. Más allá de sus paisajes verdes y de su clima espectacular, la historia y las influencias de los antecesores de los romanos actuales son evidentes en las calles y en los monumentos históricos. La arquitectura romana es uno de los artes más palpables y más accesibles tanto para los romanos como para los turistas.