Es imposible ignorar que la mano de hierro del expresidente Danilo Medina estuvo detrás de la expulsión “deshonrosa” de Carlos Amarante Baret, acusado de alta traición por supuestamente intentar sonsacar a otros dirigentes para formar un nuevo partido. Y es imposible ignorarlo porque en la clase de partido en que se convirtió el PLD luego del estrepitoso fracaso sufrido en las pasadas elecciones, que lo convirtió en una triste caricatura de la formidable maquinaria electoral que alguna vez fue, esa es la respuesta que le toca a quien desafía al Gran Líder, a quien se atreve a decirle “váyase en paz” si dijo que se iba, mientras el resto de sus compañeros del Comité Político callan y otorgan con el rabito entre las piernas.
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Celoso de las formas y las apariencias, el PLD utilizó su protocolo para estos casos sometiendo al acusado ante el Tribunal Nacional de Etica y Disciplina, que preside Alejandrina Germán, que lo expulsó durante una audiencia a la que este, conociendo que se trataba de una decisión ya decretada que no le daría oportunidad a defender sus razones, no se molestó en asistir. La resolución que acompañó su sentencia inapelable indica que Amarante Baret atentó contra la unidad del partido, que inició un proceso de persuasión de militantes para que abandonaran la organización para irse a un partido dirigido por él, y que todo eso se determinó luego de una “investigación”.
Desde una playa del norte del país donde se encontraba el fin de semana, como tantos que en estos días buscan alivio al feroz calor, Amarante Baret dijo estar de lo más quitado de bulla luego de enterarse de la decisión, que probablemente no le sorprendió lo más mínimo, pero que hablará sobre el tema más adelante. También dijo que, por respeto a su familia, no permitirá que le endosen el calificativo de deshonrosa a su expulsión. Y como no es de los que se muerden la lengua cuando le toca cantar alto y claro sus verdades, su respuesta hará que las cosas en el PLD se pongan más interesantes. No desesperéis.