El concierto “La Dama de la Música”, dedicado “in memoriam” a Margarita Copello de Rodríguez, cofundadora, junto a su esposo, tuvo como protagonistas al pianista ucraniano Dmytro Choni y a la Orquesta Sinfónica Nacional.
Una velada para recordar, en la que nos acompañó desde su estadio intangible “La Dama de la música”, Margarita Copello, cofundadora de la Fundación Sinfonía
Cuando hace unos meses, cual mariposa que sale de su capullo, iniciaste el vuelo hacia nuevas transparencias, la excelsitud de la música que tanto amaste inundó ese espacio ignoto, acompañándote por siempre Margarita Copello, hasta ese nuevo estadio de la eternidad.
Ya no estás entre nosotros, pero tu huella indeleble se ahonda como nombre grabado en la corteza. La creación junto a tu esposo don Pedro Rodríguez Villacanas, de la Fundación Sinfonía en 1986, que significó un hito en la historia musical de nuestro país, auspiciadora del Festival Musical de Santo Domingo, y de la llamada “Residencia Orquestal”, en beneficio de los estudiantes de música, ha sido tu mayor legado.
El mejor homenaje que puedes recibir es la preservación de tu impronta, la continuidad de tu obra. Dedicado a “La Dama de la Música”, doña Margarita Copello de Rodríguez, la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del maestro José Antonio Molina, presentó en el Teatro Nacional un exquisito concierto, con piezas preferidas de la noble dama. Luego de un breve resumen de su vida, se inicia la inolvidable noche musical.
Las primeras notas del famoso “Intermezzo”, de la ópera verista “Cavalleria Rusticana”, de Pietro Mascagni, van inundando el amplio auditorio; la belleza de la melodía nos transporta a un ambiente bucólico, sugiere la paz, expresa sentimientos, pero al mismo tiempo presagia la tragedia en aquella aldea siciliana. El maestro Molina hace cantar a la orquesta. A continuación hace su entrada el joven pianista ucraniano Dmytro Choni, para interpretar el emotivo y sentimental concierto No.2 en Do menor, Op.18 para piano y orquesta, del compositor ruso Sergei Rachmaninov.
Le invitamos a leer: Noche de emociones en el Teatro Nacional en Gala “Dama de la Música”
Un extraordinario primer movimiento “Moderato” inicia con una serie de acordes del piano, que va aumentando en fuerza y suspenso hasta llegar a un majestuoso tema de gran belleza melódica, expuesto por las cuerdas y que se convierte en leitmotiv, mientras el piano realiza un difícil y artificioso acompañamiento, donde el virtuosismo de Dmytro Choni se decanta en los pasajes extremadamente complejos. Una serie de acordes lentos de las cuerdas introduce el segundo movimiento “Adagio sostenutto”, luego el piano cobra protagonismo, la orquesta mantiene un vibrante ritmo, elemento imprescindible en Rachmaninov.
El tercer movimiento “Allegro Scherzando” es brillante, de cautivante sonoridad es introducido por la orquesta, luego el oboe –Dejan Kulenovic- y la viola –Alberto Iznaga- inician un tema de gran lirismo, la tensión crece, la gran Coda lleva a un apoteósico final, el diálogo orquesta y solista es fascinante.
El tema recurrente nos envuelve, Dmytro Choni logra un momento impactante, en el que muestra pasión y virtuosismo, es mucho lo que aún se puede esperar de este joven pianista. Los prolongados aplausos llevan a Choni a un “encore”, interpreta entonces una melodía de aires folklóricos, del compositor ucraniano Valentin Silvestrov. El maestro Molina logra esa vital armonía, orquesta-solista.
Este hermoso poema sinfónico descriptivo destaca por su maravillosa instrumentación. Inicia con una serena melodía -clarinete y fagot- cargada de sombrías sugerencias.
Le puede interesar: Fundación Sinfonía en homenaje a Margarita Copello de Rodríguez
El “Allegro giusto” describe la lucha entre las dos familias, Capuletos y Montescos. El tema de los amantes de Verona es una bellísima melodía de amor, interpretada por los violines que crece hasta expresar el incontenible sentimiento, con la intervención de las trompas. Los abruptos platillazos anuncian la tragedia, el suicidio de los amantes, luego por un instante, el silencio…una melodía fúnebre a ritmo de tambores anuncia el final.
En esta Obertura, la Sinfónica Nacional alcanza un nivel superior, cada familia orquestal destaca, hay una precisión en la entrada de cada momento, una mano que lo pauta, el maestro José Antonio Molina, es el gran timonel, que de nuevo nos asombra al dirigir sin partitura, logrando la plenitud de la música. El concierto concluye con la Obertura Fantasía “Romeo y Julieta” en Si menor, de Tchaikovski, inspirado en la obra de Williams Shakespeare.
Grandes aportes a la música sacra
Misión
Fue fundada en 1986 con el propósito de apoyar a la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana, con el patrocinio financiero de importantes empresas.