Es evidente, como ayer señaló el expresidente Leonel Fernández, que el gobierno no explicó apropiadamente en qué consiste el contrato de fideicomiso de la termoeléctrica Punta Catalina, vacío de información que ha sido aprovechado por sectores políticos al acecho de cualquier pifia aunque no tengan muy claro lo que están defendiendo, pues con montarse en la ola y salir en los periódicos y noticieros tienen suficiente.
Y algunos han sido tan descarados, que hoy critican lo que ayer aprobaron en el Congreso Nacional los legisladores de sus partidos.
No digo que ese sea el caso del exmandatario, quien reiteró la propuesta de la Fuerza del Pueblo de que ese contrato sea sometido a vistas públicas, ya que la población tiene muchas dudas sobre el alcance, beneficios y riesgos que podría representar el contrato que tiene que aprobarse para gestionar esas plantas.
Lo de la vistas públicas es una propuesta razonable para ese o cualquier otro contrato que, por su naturaleza, necesita un debate amplio y a fondo. Pero no puedo comprarle la idea de que la población está preocupada o tiene dudas sobre su conveniencia, pues nadie se preocupa por lo que no entiende ni conoce.
Buenas noticias sobre corrupción
La gente común, el ciudadano de a pie, ese que sale todos los días a josear “las tres calientes”, cada vez mas escurridizas como consecuencia de la galopante inflación, no sabe lo que es un fideicomiso y probablemente tampoco le interese aunque se lo expliquen bien, porque no tiene nada que ver con sus problemas de cada día.
Pero no puede negarse, como sostiene Leonel, que ha faltado información oportuna sobre su propósito en el caso de Punta Catalina, una falencia que el gobierno arrastra desde que asumió y que ya le provocó mas de un disgusto al presidente Luis Abinader.
Se hubiera ahorrado las oportunistas declaraciones de políticos que opinan de lo que no saben, y por supuesto también el ruidoso debate que ha contaminado ese contrato desde su origen y tal vez para siempre.