Fátima Portorreal, lo libertario y subversivo de 1942

Fátima Portorreal, lo libertario y subversivo de 1942

Elvira Lora

La antropóloga Fátima Portorreal, activista por los derechos civiles y defensora de las mujeres y los hombres que trabajan la tierra, se ha adentrado al estudio de la prensa provincial cuando se gestaron los primeros aires libertarios de las mujeres dominicanas, justo en 1924.

Reconfirma la existencia de mujeres -maestras normales, mayormente- vinculadas con el proyecto sufragista internacional. Damas de la clase media, intelectuales que escribían -mayormente enviando cartas a esas publicaciones-, y realizaron una amplia labor de instrucción con sus hermanas dedicadas a las labores del campo y las poquitas obreras del azúcar de la región Este; así, sobrepasando esas barreras de la incomunicación, precisa la académica, impulsaron desde esa época un proyecto que abrazaba una postura de liberación para establecer el derecho a tomar y ejercer la votación por un partido, por una posibilidad de cambio.

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El hecho es que, de acuerdo a las investigaciones de Portorreal, las mujeres impulsoras de nuestra ciudadanía comienzan sus activismos hace 100 años, y en la revista Fémina, de Petronila Angélica Gómez Brea (1922-1939), edifican una “habitación propia”. Así también crean ligas feministas, que las vinculan con mujeres internacionalistas y producen la documentación necesaria en contra de las injusticias y opresiones que vivían. Este ingenio también es un punto motivador para que las mujeres desarrollen los primeros accionares políticos registrados.

Es decir, reconfirma la académica, los activismos centenarios hilan las condiciones para que 1942, en plena dictadura trujillista, se concretara la propuesta para influir en la política nacional, para adquirir derechos civiles y políticos, representando un empuje revolucionario… “Ir al voto implicó salir de la casa, fue subversivo en el marco histórico en el que se encontraban nuestras mujeres. Lo evidente es que la sanguinaria dictadura no le iba a permitir mucho que no fuera el voto a un partido único. Pero el hecho de tener derechos las sacaba del mundo jurídico del ostracismo de la casa y la cocina. Por lo que fue un esfuerzo formidable”.

Ocho décadas y dos años después, abrazar el proyecto libertario del sufragismo dominicano, vuelve la mirada a su génesis: las maestras normales que de manera genuina comenzaron a escribir y se auto-posicionaron con medios propios.

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