A partir de 1923, es decir, cuando comenzaba a correr el segundo de los diecisiete años de su agencia editorial, la maestra normal y periodista feminista Petronila Angélica Gómez Brea asume un sello de identidad municipalista, al incorporar la ciudad cuna de la publicación: San Pedro de Macorís; entonces comienza a fechar sus argumentaciones con «Fémina, San Pedro».
Hoy, cuando la muestra «Fémina Centenario» está abierta en el rescatado «Ateneo Macorisano», establecido desde 1890, lugar donde Gómez Brea y Consuelo Montalvo de Frías dictaron álgidas conferencias feministas, organizaron tertulias y veladas, entre 1924 y 1929, con la colaboración de Quiterio Berroa, es de compromiso para la memoria hacer un ejercicio de geolocalización, hurgando en los lugares de «Fémina, San Pedro» desde donde reportaba acciones comunitarias trascendentales.
Petronila Angélica Gómez Brea, quien integra la Comisión de Prensa y Propaganda para la celebración del Cincuentenario del Distrito de San Pedro de Macorís, en 1932, también fue tesorera de variados festivales artísticos y culturales. Las cartas de invitación que recibía para que se uniera en estos eventos, así como los resultados de las recaudaciones que cuidadosamente llevaba, las publicaba en la centenaria revista Fémina.
En el afán de mantener una constante en las publicaciones, establece la revista en cuatro locales, en torno a lo que se reconoce actualmente como el centro cultural de San Pedro de Macorís y sus áreas circundantes: en la calle José Reyes, número 111 (entre 1922-1926); abre su propia imprenta en la calle Sánchez, número 119 (1926 hasta noviembre); la traslada a la calle Anacaona Moscoso, número 5 (desde noviembre de 1926 hasta marzo de 1927), y permanece alrededor de siete años en la calle Sánchez número 123 (desde abril de 1927 a mayo de 1934).
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Queda Fémina como evidencia de la activa ciudad puerto y el notable desarrollo cosmopolita que posee en las primeras dos décadas de la pasada centuria, no solo por los reportes breves de encuentros culturales y artísticos, también en la edición número 114, correspondiente al 1928, se publica el intercambio de correspondencias, bultos y piezas compiladas por la Administración del Correo y el Telégrafo, el cual suma 72,952 artículos tranzados a través de estos servicios de comunicación
Pero también, en 1931, se registran los constantes diálogos y visitas a los prestantes caballeros de la Re. Logia, en su sede de la calle Independencia, número 17. Resalta, en aquella publicación, la propuesta de realizar un estudio sobre la cantidad de «hijos e hijas naturales», remitiéndonos a los orígenes de familias de mujeres jefas de hogar, ante lo cual la editorialista solicita: «Dar a la mujer una efectiva protección» (sic).
Antes, en 1924, Consuelo Montalvo de Frías narra la entrega de regalos por el Día de los Reyes Magos en el parque «Salvador» del casco central: «La multitud de alegres chicos que, cual enjambre de alborozadas mariposas, invadió este recinto».
Reportan, por igual en 1926, «La casa de la maternidad», en la localidad de Villa Providencia, San Pedro de Macorís, la cual operaría como una escuela para las mujeres y templo para su salud, que tendría como directora a la doctora Evangelina Rodríguez.
Y, en 1928, se une a las instituciones de San Pedro de Macorís para clamar por la construcción del puente sobre el río Higuamo: «Fémina, factor de progreso del pueblo de Macorís, se siente orgullosa en cumplir con el deber de cooperar con las progresistas ideas de los bien intencionados munícipes macorisanos».
Entre lugares y acciones, «Fémina, San Pedro», nos muestra genealogías entre las dominicanas y sus ciudades, que también debe ser re-narradas.