La desescalada de restricciones para disminuir contagios del virus SARS-CoV-2 responde atención a imperativos de orden económico y protección de empleo bajo razonables ansias de normalización de interacciones sociales aunque sabe del potencial de retroceso con rebrotes en el control de la enfermedad. No ha dejado de ser real el riesgo de que las graduales autorizaciones a hacer vida nocturna lleva a ignorar demasiado otras restricciones que deben permanecer con rigor sobre aglomeraciones sin mascarillas, sin higiene y sin vacunarse. Han abundado con desparpajos las reincidencias de ir más allá de lo permitido lo que debe obligar a las autoridades a vigilar muy de cerca e insistentemente los comportamientos multitudinarios en sitios públicos.
Cada recaída por falta de distanciamientos y transgresiones de horario y límites a la presencia de público en sitios cerrados prescindiendo de protecciones respiratorias aun estando al aire libre, resulta costosa en salud, vidas y gastos. A más de imponer orden inflexiblemente sobre el acontecer urbano, estas flexibilidades nuevas deben ser reducidas de riesgos con insistencia en las vacunaciones, con puestos rutinarios y operativos extraordinarios sobre regiones que alarman por el bajo índice de inmunización. Multar y sacar de circulación a quienes tomen el rábano por las hojas abusando de la desescalada tienen que tener vigencia.
Atención a la voz de la RD
El Consejo de Seguridad, ente superior de la Organización de las Naciones Unidas, no debe excluir a la República Dominicana de sus deliberaciones para fijar la posición de la comunidad internacional, ante la gravedad de la situación en Haití tras el vil asesinato de su presidente Juvenel Moïse. No debe enclaustrarse para el análisis de un acontecimiento estremecedor, de repercusiones impredecibles, ignorando al Estado más expuesto a lo que pueda ocurrir.
Las sesiones del órgano al que se subordinan los demás miembros de la ONU, son públicas ordinariamente, y el haber recurrido antier a una unilateral privacidad, negó oportunidad de expresar sus reservas, preocupaciones y sugerencias post magnicidio a la República Dominicana, situada al lado mismo del barril de pólvora a que ha pasado a constituirse su vecino sumido en crisis.