Durante el tránsito por la vida sucederán acontecimientos vitales que van a poner a prueba la funcionabilidad, la adaptabilidad, las inteligencias, la resiliencia y el soporte emocional y social de una persona. De esos acontecimientos y circunstancia vitales nadie podría sentirse excluido, ejemplo: duelos, divorcios, jubilación, crisis laboral y afectiva, enfermedades, accidentes, decepciones, traiciones, acoso moral, soledad, pérdidas psicoemocionales y sociales etc. Literalmente, la vida es como un columpio, donde se sube, se baja, se adelanta, se retrocede, diría que cada ser humano necesita poner a prueba la fortaleza emocional y de su autoestima.
Existen personas que salen triunfadoras o exitosas de la adversidad, de las crisis y de circunstancia desfavorables en la vida, debido a su sana autoestima; es decir, la autoestima es la relación y la valoración que tenemos con nosotros mismo, el amor, la seguridad y la confianza en sí mismo. Esa armonía entre mi interior y el exterior se logra a través de la autoestima. Pero también la autoestima tiene que ver con la aceptación de la personalidad: mi cuerpo, mi color de piel, mi físico, mi tamaño, mi origen, mi condición de crecer, desarrollar y alcanzar la madurez con una autoestima fortalecida, es la clave para una persona afrontar la vida. La familia, la escuela,inciden mucho en la construcción de la autoestima, a través del reconocimiento, el amor, la seguridad, la perseverancia, la afectividad, el apego sano y del vínculo fuerte. Un niño o adolescente con sana autoestima confrontan los maltratos y los acosos que se dan en la escuela, y en la socialización; pero también el adolecente y el joven aprenden a superar una rotura amorosa, una crisis de amigo, o en la universidad.
Es evidente que la autoestima se trabaja, se construye, pero también, para mal, se destruye, se derrota, se aniquila y se atrofia de la vida de una persona; ejemplo, cuando un niño se le dice “tonto, tarado, estúpido”, “no sirve para nada” ,“feo”, “loquito” o se le práctica el abuso físico, emocional o sexual. Los maltratos, el desprecio y el desapego, reproducen niños y adolescentes con baja autoestima, inseguros, temerosos, auto-culpables, ansioso, depresivos, sin decisiones y sin voluntad para aprender a decir no o defender sus derechos y su dignidad.
El amor por sí mismo, impone a prender a cuidarse a prevenir el daño, a sentirse merecedor de las cosas buenas, sanas y felices de la vida. Es de ahí el que tiene sana autoestima elige o busca una pareja sana, amigos sanos, espacios sanos; demanda respeto, cuidado, sin miedo a perder cosas, o confrontar a quienes le acosan o le hacen daño. En la medida que una persona se ama, se valora, se respeta o se reconoce como merecedora de buen trato, demanda en cualquier circunstancia una relación sana, solidaria y de altruismo. Sin embargo, existe una trampa cuando se tiene una autoestima exagerada o alta, y sobre todo, sobrevalorada de sí mismo; de ahí es que se reproducen los narcisistas, los egocéntricos, petulantes, egoístas y vanidosos de la vida. Una persona narcisista no puede ser feliz y, mucho menos, hacer feliz a los que están a su lado; debido a que son seres mezquinos, envidiosos, incapaces de reconocer o respetar el talento, inteligencia y trabajo de las demás personas.
Los narcisos no se entregan a una causa, no lucham ni dejan la piel por un propósito colectivo; siempre y cuando no sea él el reconocido, el ganador o el de la ventaja. Como puede reflexionar, es mejor una sana autoestima, que sea su fortaleza, su seguridad, su resiliencia y su valor para asumir una vida saludable, armónica, y espiritualmente oxigenante y nutriente. Para asumir la felicidad a través de las actitudes emocionales positivas se necesita de la autoestima, pero también, para armar un proyecto de vida equilibrado y salir airoso de la turbulencia de la vida se necesita de la autoestima sana.
En el 2020 fortalezca su autoestima, fluya a través de ella, motívese con ella, construya propósitos y luche por los desafíos y las metas que quiere lograr. Es un año de desafíos, de nuevas adversidades y de circunstancias cambiantes; solo los de autoestima sana podrán tener más éxito y alcanzar más propósitos.