¿Fusión? ¿Experimento satánico?

¿Fusión? ¿Experimento satánico?

Rafael Acevedo Pérez

No es fácil determinar cuántos creen en la existencia de Satanás. Pero casi todo el mundo sabe lo que significa “una obra del diablo” o un “experimento satánico, sea como figura literaria o del habla popular.

Pero sería acaso interesante que alguien con “luces científicas” o de alto vuelo intelectual hiciera un esbozo o ensayo de qué cosa podría ser una fusión de dominicanos y haitianos en este territorio isleño definitivamente sobrepoblado cuando se correlacionan los niveles de subdesarrollo y pobreza con las serias dificultades administrativas, que no solamente tiene Haití, sino nuestra RD.

Como académico e investigador que he sido durante décadas, entiendo absolutamente necesario tener siquiera un par de ideas de cómo se realizaría esa fusión. Porque, hasta donde lo puedo visualizar, se trata de un proyecto sociológicamente inviable y etnológicamente genocida.

Más bien parecería una broma, que no es concebible dentro de ningún modelo político, administrativo conocido.

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Ciertamente, creo que hay dominicanos capaces, comprometidos con la verdad, la ciencia y la caridad cristiana a por lo menos discutir el tema.

Hasta donde sabemos, los líderes religiosos haitianos que viven durante décadas en este país, entienden que lo único razonable es la reconstrucción de Haití sobre la base de la unidad haitiana internacional y local para retornar a rehacer su país.

También saben haitianos y dominicanos que ni siquiera tenemos un lenguaje y una cultura común, ni formación escolar sobre los cuales edificar semejante ensayo etnológico o antropológico.

Dominicanos y haitianos saben sobradamente que no pueden llevarse fácilmente, excepto, desde luego, los clase media y los ricos de Haití con los de RD, que conversan en idiomas diversos, beben los mismos vinos franceses y españoles y aguardientes escoceses, franceses o criollos en los mismos restaurantes y hoteles en nuestras playas y las de Haití.

Cualquiera sea la solución, lo primero debe ser pacificar a Haití y poner en marcha su correspondiente plan Marshall. Luego redefinir los términos y formas de intercambio de comercio y mano de obra. Y demás planes a realizar.

No es creíble que ninguna organización o persona sensata alguna piense que el tema de fondo es solo el racismo de haitianos y dominicanos. La historia de ambos países debe revisada con objetividad y sensatez “cristiana”. (La ciencia no siempre es neutra, especialmente respecto de la selección de temas y enfoques denominados “científicos”). Aunque la historia suele serlo menos, especialmente cuando dos etnias o pueblos se enfrentaron en unas 14 batallas. (A pesar de ello aún no nos libramos de la dominación y las injerencias extranjeras).

Los pueblos tienen derecho a ser libres. Mayormente ahora que la ONU y adláteres declaran que también cada individuo debe ser libre de escoger su sexo. Consecuentemente, no sería malo ni extraño que algunos mulatos dominicanos opten por ser blancos, e incluso cambiar de raza.

Por ser descendientes de esclavos acaso preferirían ser eslavos: por economía de letras, o por lo rubias y bellas que son las eslavas, que ni saben ni les importa si somos o no somos descendientes de esclavos o de eslavos.

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