§ 26. Los periodistas extranjeros que desataron la campaña despiadada en contra de Bosch y su gobierno, acusados ambos de comunistas, fue emprendida y reproducida por “El Caribe” y otros medios a través de las colaboraciones del consorcio de periodistas al cual estaban abonados. Esos periodistas poseían las siguientes características y descripción, según la lista suministrada por Acosta Matos: «Podían diferenciarse en ligeros matices, al formular algunas propuestas concretas, pero a pesar de sus[sic] respectivas individualidades y biografías, nacionalidades o simpatías ideológicas, eran el anticomunismo militante, la exaltación de las virtudes, bondades y ventajas del capitalismo, y sobre todo del sistema norteamericano, el rechazo a las revoluciones populares, y la adscripción a posturas conservadoras, lo que aglutinaba a aquel grupo abigarrado que cada día entraba a la casa de los lectores de la prensa dominicana para informarlos, ilustrarlos, persuadirlos y educarlos.» (P. 216).
§ 27. Acosta Matos informa que de «…los 16 [plumíferos] radicados en los Estados Unidos o territorios bajo su jurisdicción se distribuían de la manera siguiente»: 7 eran estadounidenses: Joseph Alsop; Walter Lippmann; Don Bonafide; Drew Pearson; James Rescoe Drumond; Frederick Steiner y Malcolm Browne». Yo agrego a Hal Hendrix y Jules Dubois. Todos agentes o contratados por la CIA.
§ 28. «De origen español, radicados en los Estados Unidos: Joaquín Maurín Juliá (usaba diversos pseudónimos en la prensa: W. K. Mayo y Julio Antonio Roy, entre otros); Pere Pagés y Elies (pseudónimo de Víctor Alba) y Luis de Zuleta y Escolano.» Contradicción extraña: Víctor Alba, director del CIDES y con el sello del suplemento de su revista Panoramas, fue quien publicó el libro-manifiesto titulado “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana” (México: Centro de Estudios y Documentación [CIDES], 1964), leído en los cuarteles por los militares y miles de civiles que participaron activa o pasivamente en el derrocamiento del Triunvirato e intentaron reponer a Bosch en el poder. Pero esta publicación se explica porque Bosch, sin saberlo, al igual que varios intelectuales latinoamericanos, fue reclutado por la revista Cuadernos para la Libertad de la Cultura, financiada secretamente por la CIA bajo la dirección, primero, del comunista arrepentido Julián Gorkin, combatiente español en la guerra civil de 1936-1939, y luego por Germán Arciniegas. Entre ambos reclutaron a Neruda, Guillén, Borges, Paz, Gilberto Freyre, Fidel Castro, Bosch, Pizarnik, Asturias, Cortázar y otros que escribieron tanto en “Cuadernos…” como en “Mundo Nuevo”, de París, dirigida por el uruguayo Emir Rodríguez Monegal, también financiada por la CIA. (Datos documentados por Joan Franco. “The Decline and Fall of the Lettered City. Latin America in the Cold War” (Cambridge, Massachusetts, and London, 2002, pp. 29-35), citado más adelante como “Decline and Fall”.
§ 29. «De origen cubano, radicados en los Estados Unidos: Jorge Quintana, Carlos M. Castañeda y Guillermo Martínez Márquez.»
«De Puerto Rico, colonia estadounidense: Severo Colberg Ramírez.»
«De origen polaco, radicados en los Estados Unidos: Tadeus Witold Szulc, alias Tad Szulc y Boleslaw Wierzbianski, conocido como B. Wierzbianski.»
«Raúl Andrade Moscoso, de Ecuador; Hernán Robleto Huete, de Nicaragua; Napoleón Viera Altamirano, de El Salvador; Ronald Hingley y David Floyd, de Inglaterra; José Antonio Peraza, de Honduras.» (P. 217, n. 1). A renglón seguido, Acosta Matos aporta el pedigrí de cada uno de estos periodistas y su relación o pertenencia a agencias ligadas a los servicios de inteligencia estadounidenses.
§ 30. Con respecto al golpe de Estado en contra de Juan Bosch ocurrido el 25 de septiembre de 1963, se vio ya la labor desarrollada por “El Caribe” y “Prensa Libre” con la reproducción de los artículos anticomunistas o rabiosamente anti-Bosch de los colaboradores extranjeros publicados por ambos medios de prensa. He aquí cómo el Departamento de Estado, la CIA y otros organismos militares, políticos y de inteligencia aplicaron al gobierno de Bosch (y aplican hoy al régimen autoritario de Maduro en Venezuela) una política de “shock” o guerra política secreta a través de “métodos menos peligrosos” que la guerra directa o la intervención militar, pese a que, en 1965 los Estados Unidos recurrieron a la intervención directa en Santo Domingo para sofocar la revolución de Abril, como lo hicieron en 1916 a 1924:
1) Fomento de guerrillas: (la de Léon Cantave partió de Sierra Prieta para atacar a Duvalier por Juana Méndez, organizada como guerra encubierta con el objetivo de culpar y debilitar el gobierno de Bosch).
2) Movimientos subversivos: Ayuda económica encubierta a las organizaciones anti-Bosch como la Acción Dominicana Independiente (dirigida por José Andrés Aybar Castellanos, tío de Bonillita); a los organizadores de las manifestaciones de reafirmación cristiana, gremios estudiantiles, asociaciones de empleados públicos, gremio de profesores, gremios de ingenieros y arquitectos, sindicatos como la CONATRAL-ORIT (dirigida por Robinson Ruiz López, agente de la CIA manejado por Fred Sommerford, agregado laboral de la Embajada) y a la Confederación de Autónoma de Sindicatos Cristianos, vinculada al Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), cuyo líder Alfonso Moreno Martínez fue ambiguo frente a los aprestos golpistas en contra de Bosch, pero luego de la firma del Pacto de Río Piedras con el PRD de Bosch, el ala liberal del PRSC y la CASC laboraron en pro de la caída del Triunvirato y algunos de sus miembros participaron en la revolución de abril de 1965, no así el ala derechista dirigida por Yuyo d’Alessandro y Mario Read Vitti, quienes apoyaron, con su minúsculo Partido Demócrata Cristiano, el golpe de Estado contra Bosch.
3) Apoyo a los partidos políticos que abogaban por el derrocamiento de Bosch y firmaron el acta que validó el golpe de Estado: Unión Cívica Nacional (Viriato Fiallo), Vanguardia Revolucionaria Dominicana (Horacio Julio Ornes Coiscou, hermano del director de El Caribe), Alianza Socialdemócrata (Juan Isidro Jimenes Grullón), Nacionalista Revolucionario Democrático (Miguel Ángel Ramírez Alcántara), Progresista Demócrata Cristiano (Ramón A. Castillo), Partido Demócrata Cristiano (Mario Read Vittini). Véase dicha acta en Acosta Matos, pp. 607-608.
4) Estrategia durante la Guerra Fría: Ley contra el comunismo de 1947 aprobada por Trujillo para congraciarse con los Estados Unidos. En 1946, para aparentar que su dictadura se democratizaba, Trujillo negoció con el Partido Socialista Popular de Cuba (PSP) la llegada en 1946 de una avanzada del PSP dominicano. Los Estados Unidos protestaron y Trujillo les respondió que la salida de los comunistas a la luz pública le permitiría identificarles y una vez terminada la farsa, asesinarles a todos o deportarles, como en efecto ocurrió.
5) A la muerte de Trujillo, el Consejo de Estado promulgó una Ley de Emergencia que le permitió prohibir el comunismo, deportar o asesinar a los comunistas, verdaderos o no, tal como exigieron los Estados Unidos.
6) Guerra política encubierta: El gobierno de los Estados Unidos, a través de su embajador John Bartlow Martin le ordenó a Bosch aprobar una ley anticomunista que le permitiera deportar o asesinar a los comunistas o simples opositores. Bosch alegó que la Constitución de 1963 no se lo permitía. Martin insistió en el asunto, pero como Bosch se negó, pese a que la CIA le dio seguimiento a su vida política durante veinte años y concluyó en que este no era comunista ni su gobierno estaba infiltrado por los comunistas, el Departamento de Estado decidió derrocarle debido a que la posición del mandatario no se alineó con la política anticomunista, lo que afectaba los intereses y la seguridad de los Estados Unidos.
7) El Departamento de Estado y la CIA decretaron el derrocamiento de Bosch mediante un golpe de Estado realizado el 25 de septiembre de 1963 por los militares dominicanos a quienes controlaban. La visión corta de la política norteamericana no previó lo que le ocurrió en Cuba con el golpe de Batista a Prío, pero tampoco previó los acontecimientos de abril de 1965, y se vio sorprendida por el suceso que casi le cuesta la vida a la oligarquía dominicana y los intereses de los Estados Unidos. La misma imprevisión les ocurrió en América Latina con los siguientes gobiernos surgidos mediante golpes revolucionarios, guerra de liberación o elecciones democráticas en América Latina, para luego oponérseles: (Perú, bajo Velasco Alvarado; Chile, bajo Allende; Nicaragua, bajo el sandinismo; Venezuela, bajo Chávez y Maduro; Bolivia, bajo Evo Morales; Ecuador, bajo Rafael Correa; Colombia, bajo Gustavo Petro, Chile, bajo Gabriel Boric).
8) La guerra política encubierta contra Bosch y su gobierno fue realizada por la Oficina de la CIA, embajador John Bartlow Martin en Santo Domingo, el Departamento de Estado, el Grupo Asesor Americano de Asistencia Militar (MAAG, sigla en inglés) y el Agregado Laboral de dicha embajada en el país.
9) El comunicado de los militares dominicanos declaró fuera de la ley el comunismo y cuantos partidos, veladamente o no, profesasen esa doctrina, lo que significó represión, deportaciones y asesinatos de opositores al golpe de Estado. Abolieron la Constitución de 1963 y restablecieron la del Consejo de Estado de 1962.
10) El Triunvirato de facto impuesto por los militares golpistas obedientes a los dictados de los Estados Unidos, esta vez dirigido por uno de sus sirvientes, Donald Reid Cabral, promulgó la ley anticomunista número 7. Al parecer, los Estados Unidos le exigían a cada gobierno que colocaban en el poder una nueva ley anticomunista.
11) Al asumir el poder en 1966, Balaguer no necesitó crear una nueva Ley contra el comunismo, porque ya tenía a su disposición las anteriores promulgadas desde 1947 hasta 1963 y escogió de entre todas, la Ley 5576 «… para reprimir las actividades conspirativas de quienes se hallan dedicados a la tarea de subvertir el orden y de impedir que la paz, la verdadera paz institucional y orgánica, impere de nuevo en el país como consecuencia del respeto de todos a la Constitución y a las leyes.» (Mensajes presidenciales. Barcelona: M. Pareja, 1979, p. 57). Advirtió duramente lo que les sucedería no solamente a los comunistas, sino también a los opositores que no lo eran: «El hecho de profesar la ideología comunista no es ni será motivo de persecución bajo el actual Gobierno, pero sí se tomarán precauciones para impedir que los comunistas hagan uso de las libertades consagradas por la ley para atentar contra la paz nacional y para asociarse a intereses extranjeros con el fin de cambiar la forma de gobierno establecida por la Constitución que rige en la República Dominicana (…) Si los líderes comunistas se avienen a desarrollar sus actividades en forma pacífica y abandonan la propaganda y las actividades subversivas, el Gobierno le acordará las mismas garantías que la Constitución acuerda a los demás partidos políticos y a los demás ciudadanos.» (Obra citada, p. 57). La represión y los asesinatos selectivos ejecutados durante los doce años de gobierno de Balaguer están documentados en los libros que se publicaron sobre ese período.