Lo contraproducente es que con su ingreso a este territorio los haitianos sobrepasen la capacidad económico-social e institucional de la nación para absorberlos, negativa posibilidad que marcha hacia su máxima manifestación por el predominio del hambre a falta de paz, orden y gestión eficiente en el Estado vecino; y por la violencia indiscriminada que impera en aquel territorio. El efecto de tal invasión es inadmisible para la República Dominicana que aun apegada a tratos humanos a extranjeros no debe menoscabar su seguridad interna, su ordenado proceso de crecimiento y desarrollo con uso eficiente de recursos públicos hoy bajo la presión de gastos colaterales al margen de prioridades con sus propios ciudadanos que se dirigen presupuestalmente a cuidar la frontera, aplicar la ley de Migración con detección de presencias irregulares para repatriaciones y atender en demasía los partos de procreaciones foráneas. Si de 1,140 muertes violentas ocurridas en el país el año pasado más de 200 ocurrieron a manos de inmigrantes procedentes de la otra parte de la isla, más del 15% de esa criminalidad se les computa a ellos.
Puede leer: Prioridades a la vista en materia de salud
Su presencia excesiva contribuye al crecimiento de la violencia delictiva y social. Si el ingreso por medio de una clandestinidad basada en el bandidaje de traficantes transfronterizos sigue sobrepasando límites, está de su cuenta una desfiguración de la demografía que hace crecer un estrato marginal, con tendencia al aislamiento y a la creación de bolsones de pobreza de resultados impredecibles. El país necesita legiones de haitianos para la construcción y la agricultura pero está urgido de crear condiciones salariales y de protección institucional a la mano de obra de origen local que ha estado en fuga haciendo de este país uno de los más subordinados a recursos humanos externos como fuerza productiva. Sin embargo, regularizar tan voluminosa presencia inmigratoria es posible y tiene ya algunas manifestaciones favorables. Los reclamos de que el Gobierno aporte flexibilidades al perseguir a los indocumentados merecen atención y fórmulas de gradualidad aplicables paralelamente a los incentivos para la dominicanización y mecanizaciones.