§ 1.El esplendor y los años de gloria de la UASD lo constituyó el período del Movimiento Renovador y su culminación fue el triunfo del Coro de la UASD en el Festival de Chile celebrado del 6 al 12 de octubre de 1967, aunque la noticia se supo en Santo Domingo al día siguiente, 13. En ese período se invirtió mucho dinero y se consiguieron becas para perfeccionar al personal docente y administrativo como una forma de remediar el mito de la salida del profesorado que dejó la UASD para fundar en 1966 la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, mito idéntico al de la emigración de la crema y la nata de la colonia cuando esta pasó en 1795 a Francia como totalidad de la isla.
Ese mito duró unos diez años, pues cuando aquel profesorado, ya envejecido en la UASD, pues había sido nombrado por el trujillismo desde los años 1950, ya para 1976 estaba en situación de retiro o jubilación, o el grueso de ellos había pasado a mejor vida. Y fueron los discípulos de estos profesores y un escaso número reclutado desde fuera, mejor si había realizado estudios en los Estados Unidos o Inglaterra, países donde el estudiante latinoamericano sale domado por una disciplina conservadora que es garantía de éxito en estas universidades tipo UNPHU, PUCAMAIMA e INTEC. Pero el mayor daño no fue esta baja profesoral, sino que de la escuela primaria y de los liceos del país, el sistema educativo implantado por el Estado sucumbió el populismo de la Asociación Dominicana de Profesores y a la mala preparación de los famosos licenciados en Pedagogía que salían de las escuelas sabatinas de las universidades que preparaban a esos bueyes cansados luego de impartir clases de lunes a viernes y viajar en un autobús de madrugada para estar a las 7 de la mañana en el aula universitaria.
§ 2. La UASD sufrió la misma enfermedad que las demás universidades supracitadas. El profesorado que fue reclutado para preparar a los impreparados bachilleres que debían seguir una carrera recia como Medicina, Arquitectura, Ingeniería, Derecho, Odontología, para mencionar las más técnicas y científicas (pruebas en laboratorio) fue lo mejor que aportó la UASD en ese período. Pero debido a la imposibilidad de un relevo mejor preparado que aquellos profesores iniciales que prestigiaron la enseñanza en estas cuatro universidades, estos centros docentes entraron en un colapso del cual no han podido recuperarse jamás. Y sucedió lo que tenía que suceder. Cada una de estas universidades comenzó graduar miles de licenciados en Pedagogía o licenciatura en Educación que no solamente saturaron el mercado, sino que cuando ya este no pudo acoger más profesores, estos estuvieron obligados a coger uno de dos caminos: 1) politizarse a través de la Asociación Dominicana de Profesores. Caída en manos de los partidos políticos existentes, cuyas directivas pasaban del PRD a la izquierda o si no entrar al mundo del reformismo que en aquellos doce años contribuyó a hundir la educación básica y secundaria en el pantano de la ignorancia y la falta de debate crítico. 2. La segunda opción que les quedó a los mejorcitos preparados fue entrar como docentes a la caterva de universidades chimichurris que surgieron como un gran negocio para gente avivata tanto del reformismo como del perredeísmo. Y cosa curiosa, estas universidades se replicaron en algunas capitales de provincia con el pomposo título de Institutos y hasta los evangélicos se sintieron en la obligación de apalear la piñata y fundar universidades.
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§ 3. Esta es la enseñanza que se extrae leyendo entre líneas la obra de Sebastián del Pilar Sánchez titulada UASD. Alborada libertaria y debates (1961-1974) que hemos reseñado hasta ahora. Y se desprende de esta obra que también el gran liderazgo estudiantil que surgió de la pelea ideológica (a veces matizada con tiros, pedradas y palos), librada entre izquierdistas de Fragua y socialcristianos del BRUC, sucumbió ante dos situaciones: 1) el Pacto de Río Piedras y diez años después la fusión del Partido Reformista y el Social Cristiano que terminó por domesticar a los más aguerridos y 2) la salida masiva de la generación de estudiantes brillantes que se inscribieron en la era de Trujillo y salió graduada la mayoría antes de y después de estallido de la revuelta de abril de 1965. Como la Universidad estuvo cerrada durante el período que duró a guerra y luego el 1966 fue un año perdido, digamos que fue en 1967 la UASD retomó nuevos bríos, pero esta vez con un alumnado venido de las provincias y que pronto se politizó y se fanatizó a tal grado que la violencia de los de Fragua y el BRUC se quedó enana para los aguerridos muchachos de la Juventud Comunista y el Pacoredo, a los violentos chicos de la UNER y el grupo estudiantil Flavio Suero (Feflas) o los violentos y maledicentes estudiantes afiliados al partido universitario Partido Comunista de los Trabajadores cuyo líder a escala nacional lo fue Rafael Chaljub Mejía (PCT, liderado en la UASD por el aguerrido actor, decimero y abogado Narcizaso González). Los muchachos de la PECETA, como les bautizamos los profesores, eran fanáticos y solo recibían y ejecutaban las órdenes de Narcizaso. Eran expertos diseminando volantes llenos de insultos en contra de los profesores que eran exigentes con la calidad de su docencia. A veces, como protesta, los tres grupos estudiantiles obligaban a sus propios condiscípulos a vaciar a la fuerza el aula donde impartía clases determinado profesor a quien se le acusaba de tener un nivel muy elevado y no ponerse a la altura de los estudiantes que venían de las clases populares y de los barrios pobres.
Todas estas bombas de efecto retardado hundieron no solo a la UASD, sino al sistema universitario en general, el cual no ha podido levantarse desde aquellas fechas y, al contrario, ha hecho crecer el número de universidades chimuchurris en la Capital y las provincias aun nivel nunca visto en América Latina.
SÍNTESIS:
§ 4.En la UASD de ayer y de hoy, la libertad de cátedra fue y ha sido la mayor conquista de la autonomía y el fuero universitario. Pero ausente el cual estudiantado de propuestas y programas ideológicos y con un profesorado apolítico que reproduce a jerga internacional del neoliberalismo, esta libertad de cátedra sirve de poco. Pero hay que mantenerla guardada para mejores tiempos en el futuro Una clase media pobre y provinciana se juntó con la de la Capital para desterrar el poder del izquierdismo estudiantil que se basaba en el 5 por ciento de la representación en todos los organismos de gobierno. La caída del muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética y los países comunistas del Este y la sepultura del foquismo que Cuba diseminó por América Latina explican en parte la desaparición de los partidos de izquierda y sus tropas de choques estudiantiles en la UASD. Hoy los estudiantes se preocupan por estudiar y por graduarse para obtener un puesto de trabajo y si no lo consiguen en la misma UASD o en el sector privado, todavía les queda el recurso de meterse a la política de los partidos del sistema y trabajar por uno de los tres partidos mayoritarios o si se es lo suficientemente astuto, inscribirse en uno pequeño que sirva de bisagra a uno grande, que siempre sale ganando en cualquier proceso electoral. Pero hay que saber actuar y hacerle creer al líder del partido que él es lo más grande e inteligente que ha parido el país y, sobre todo, que él es presidente vitalicio de ese partidito, pues no hay quien lo sustituya en el mando.