Honrando la toga. Todas las profesiones liberales ofrecen a su cultor, una vez graduado con honores o su mera mención el título o diploma expedido por su universidad que le acredita y enaltece, ofertándole la oportunidad de un mejor futuro, abriendo paso por sí mismo. En mi caso confieso que cuando ingrese a la Universidad (USD) única existente decidí matricularme en la Facultad de Derecho no solo porque no me atraía ninguna otra profesión, sino porque estaba seguro que a caída la cruel dictadura de Trujillo, un nuevo régimen de derecho equidad y justicia prevalecería.
Durante la dictadura, existía el orden institucional de mano dura a nivel nacional en escuelas y liceos que contaban con muy buenos maestros igual que en la universidad en las diversas facultades y particularmente en la Facultad de Derecho donde aprendimos de leyes, procedimientos y recursos derivados de los litigios judiciales, la valoración y análisis de lo positivo y negativo propio de los debates y de nuestra cultura empeñada en debatir, refutar e imponer al contrario y con ello al juez en su sentencia, los hechos, las razones esgrimidas por ambos bandos y los principios morales y legítimos que vienen a ser el sustento y fundamento de un régimen judicial basado en el derecho, la equidad y justicia.
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En su libro “La defensa nunca descansa” su autor F. Lee Bailey, en su capítulo 4, pág. 67, titulado “Defendería usted a un culpable”, trata de justificar su defensa en un caso muy particular el de un joven adicto a la bebida que atraca, roba a una anciana enfermera y luego la estupra y mata alegando su abogado trastornos mentales, señalando “si los abogados no quisieran defender ninguno de esos casos, los tribunales tuvieran que cerrar”, lo que es falso, esa no es la causa de la defensa pues si bien no todos los abogados somos iguales o parecidos siempre habrá, un abogado defensor designado por el Ministerio Publico en caso de que el imputado no tenga ninguno más de uno de ganado prestigio en esas lides o de reputada oficina presta a brindar los servicios de sus especialistas en materia penal, garantizando su defendido sus honorarios, sumas millonarias, tal viene a ser los casos que venimos presenciando en este gobierno gracias a las investigaciones, las pruebas e incautaciones de montos multimillonarios ilícitos que viene realizando consciente de las funciones y atribuciones del poder público sometiendo a la acción de la justicia a los presuntos autores, honrando la toga.
Por ello honrando la toga, bien pronto me alejé de esos litigios penales si fue que alguna vez defendí a mi cliente sabiéndolo inocente. Jamás me atrajo ganar fama y cantidad de dinero defendiendo reos a sabiendas de sus acciones criminales, actos abusivos o malhechores.