A sus queridos hijos Simón José, y a Hugo Sebastián in memoriam.
Desde que nos conocimos a inicios de los años ochenta en las aulas de la Universidad Pedro Henríquez Ureña, UNPHU, a sus compañeros de la licenciatura en derecho nos quedó claro que estábamos ante una buena persona y una mente brillante.
Y esto último no sólo porque asimilaba los conocimientos con la facilidad de quien hereda, por genética familiar, un alto coeficiente de inteligencia, sino además por la avidez y el valor de ir más allá de la doctrina jurídica dominante en busca de una propia, más adecuada a la realidad nacional y a los nuevos tiempos que se acercaban.
Aunque culminó sus estudios de derecho en la Universidad Iberoamericana, UNIBE, mi profunda amistad -verdadera hermandad- con Hugo José continuó hasta el reciente día de su partida a destiempo.
A mi regreso de Francia en el 1991, y junto a otros jóvenes destacados profesionales del Derecho y buenos amigos, fuimos socios en una flamante oficina de abogados que, por la calle donde estaba ubicada, se identificó como La Cantera, la que fue muy pronto reconocida en la comunidad jurídica como referente de un ejercicio ético, innovador y diversificado de la profesión.
Entrampado como estaba el país en una actitud gubernamental que cerraba las puertas al mundo exterior, salvo que fuera protocolarmente necesario, el Dr. Ramírez aprendió inglés desde muy pequeño y, con ese segundo idioma que manejaba a la perfección, lanzó su joven carrera profesional allende los mares y comenzó su dilatada práctica en la novedosa área de la promoción de la inversión extranjera y del comercio y la cooperación internacionales.
Ejemplo de su incursión temprana en estos aspectos lo fue el Diploma de Especialidad Balance y Puesta en Práctica de la Convención de Lomé IV (marco de la cooperación de la Unión Europea, UE, con los países de África, Caribe y Paífico, los ACP) que obtuvimos, un grupo de jóvenes profesionales entre los que contaban el actual embajador dominicano en Bruselas, Bélgica, Iván Ogando Lora, así como el experto Alan Ramírez Risk, hermano querido de Hugo José, en el prestigioso Instituto Internacional de Administración Pública, IIAP, en París, Francia, hace poco más de 30 años.
Con un mentor de la estatura moral e intelectual de Don Luis Heredia Bonetti, EPD, de quien siempre afirmamos y demostró con su trayectoria que “veía más allá de la curva”, así como la luz de un faro que iluminaba un futuro que ya había llegado como la oficina Russin, Vecci & HB (donde, de pasada, era socio el notable iuslaboralista Don Hugo Ramírez padre, EPD), a Hugo José, alumno aventajado de Don Luis, también le cabe el calificativo de visionario en el ejercicio de una práctica profesional que desbordó las ciencias jurídicas strictu senso.
Con los insumos de mi incursión académica gala en Derecho Internacional Económico y la evidencia insoslayable de que el país iniciaba un camino sin retorno hacia la apertura comercial, en el segundo piso de La Cantera comenzamos a interactuar con economistas y expertos en otras áreas del saber que, a nuestro entender y con el liderazgo a veces testarudo del Dr. Ramírez, eran requeridas para manejar clientes -productores de bienes y servicios- que desconocían las oportunidades que se les presentaban en los mercados internacionales, primero mediante esquemas de acceso preferencial y luego por los tratados de libre comercio.
De esta intersección multidisciplinaria surgen empresas consultoras como Dominicana de Inversiones y de Exportaciones, S.A., DOMINEX, que organizó en varias ocasiones la participación de la delegación dominicana en la concurrida Conferencia de Miami, donde cada año se daban cita presidentes, altos funcionarios y prominentes empresarios de la región del Caribe con sus homólogos de los EEUU.
Cara a la Unión Europea, DOMINEX se convirtió en la antena local del Centro para el Desarrollo Industrial, CDI, que ejecutaba las acciones de búsqueda de socios europeos a empresas dominicanas con potencial de exportación: de ahí surgen dos consorcios, uno de empresas extractoras de minerales no-metálicos (mármol, piedra caliza, etc.) y el otro, denominado SQUEEZE, de productores agroindustriales de frutas tropicales procesadas, y ambos emprendimientos abrieron nuevos mercados a productos locales.
No es arrojado afirmar que DOMINEX se convierte en la precursora del Centro de Exportaciones e Inversiones, CEI-RD, hoy PRODOMINICANA, entidad gubernamental que hoy realiza las tareas de promover, en todo el planeta, el comercio de los bienes y servicios nacionales y la inversión en el país.
A finales de los años noventa y principios del nuevo siglo llega el tiempo de las negociaciones comerciales internacionales para acordar tratados de libre comercio, primero con los bloques de países de la región (Comunidad del Caribe, CARICOM, y Centroamérica) y luego, bajo el influjo de la reciprocidad exigida por el sistema de comercio multilateral institucionalizado en la Organización Mundial del Comercio, OMC, con los EEUU y con la Unión Europea.
En estos procesos es reconocido que el Dr. Hugo Ramírez Risk siempre asumió roles importantes en defensa de los mejores intereses de la nación. Por igual hizo cuando fue nombrado por decreto presidencial como miembro de la Comisión Reguladora de Prácticas Desleales del Comercio y cuando dirigió la Comisión Nacional de Negociaciones Comerciales en el Ministerio de Relaciones Exteriores, MIREX, posiciones desde las que siempre apoyó proteger a la industria nacional para que sea lo competitiva que es hoy en los mercados internacionales.
A estas altas responsabilidades públicas en el área de su especialización, realizó además una trascendental contribución académica en su alma mater UNIBE al crea la materia de Legislación Económica Dominicana, mediante la cual un buen grupo de jóvenes estudiantes recibieron sus primeras lecciones de un derecho económico, interno e internacional, que abrió un nicho importante en la prestación de servicios legales a empresas nacionales y extranjeras.
Es tanta su reconocida bonhomía y su calidez en el trato con los demás, y tanta su valiosa contribución en muchos órdenes de la vida nacional que, a su lamentable e irreparable desaparición física, queda su impronta imborrable de buena persona, de una mente brillante en lo intelectual y de un profesional visionario y comprometido con el mejor desarrollo del país.
En estos procesos es reconocido que el Dr. Hugo Ramírez Risk siempre asumió roles importantes …
Es tanta su reconocida bonhomía y su calidez en el trato con los demás