Algo que muchos de los llamados líderes de los principales partidos del sistema no han logrado asimilar según nuestras reflexiones, es que de acuerdo a como lo establece Daniel Zabato, en el libro “Transfuguismo: Dicotomía entre la lealtad partidaria y la participación”, esto tiende a ser una conducta que atenta contra la voluntad popular y constituye incluso un ejemplo de corrupción personal, ya que “Este fenómeno debilita el sistema de partido y coadyuva a la falta de credibilidad del elector en sus representantes populares”, (página 90).
De su lado, lo reseñado por David Ulises Guzmán, en el análisis que hacemos a la luz del presente texto, y que en esta parte lleva por título: “Influencia de los líderes políticos y su accionar frente al transfuguismo a lo interno de sus organizaciones, movimientos y partidos políticos”, el cual establece, que “Los criterios de resolución de los órganos disciplinarios de los partidos políticos, son influenciados por la lógica de quien detenta el poder de la dirigencia de turno”, (página 1); lo que a su vez nos da la razón cuando decimos que esos tribunales disciplinarios que tienen algunos de los partidos del sistema, necesitan una reingeniería estatutaria para que además en estos haya profesionales de la misma política (politólogos) bien dotados no solo del poder que bien les pudieran dar los organismos correspondientes para lidiar con los conflictos (Conflictología) que se les presenten, sino además de conocimientos en el tema de la resolución de conflictos y así evitar las actividades tránsfugas como consecuencia de los malos manejos que los líderes les dan a cada caso, siempre respondiendo más que a los intereses colectivos, a sus apetencias personales, con lo que se le daría fortaleza a los mismos partidos, ya que con esto se contribuye a su institucionalidad.
Recordemos, que si no se establecen mecanismos reales y científicos para modernizar nuestro sistema de partido en República Dominicana, pues, de manera irremediable y si no se toman acciones de naturaleza desarrollista al interior de estos, los líderes continuarán siendo los “señores feudales” de sus respectivas organizaciones.
Debemos tomar en cuenta que esos llamados caciques en los partidos ejercen una gran influencia a la hora que los organismos se reúnen para tomar ciertas decisiones, lo que en ocasiones erosiona la vulnerabilidad de los demás miembros y dirigentes, sean estos de las bases o de la capa intermedia, poniendo en entredicho cuando surgen estos conflictos la misma estabilidad de los partidos y las organizaciones políticas, ya que al tomar decisiones un tanto viciadas como consecuencia de la influencia de sus líderes y/o dirigentes, algunos deciden irse a otras organizaciones para de inmediato y aunque no era su deseo comenzar a tipificarse como tránsfugas.
Recordemos, que “Casi siempre existen necesidades básicas sin satisfacer, intereses incompatibles, miedo o temor a que otro me gane y esto genera rivalidad, competencia por recursos limitados y conflictos de valores”, (página 5), continúa diciendo David Ulises Guzmán Palma en su estudio “La conflictología como herramienta de resolución de conflictos en los partidos políticos”.
Hay que tener en cuenta que “Los políticos a diario participan en situaciones conflictivas, luchan compulsivamente en sus respectivos medios institucionales, en todos los niveles sociales para satisfacer necesidades primordiales y universales” (página 5), lo que a su vez se convierte en un fuerte agravante para la sostenibilidad real de la democracia a lo interno de las entidades y partidos políticos.
En un estudio realizado por un conjunto de profesionales de la conducta que para la Revista Psicología Política, en 1998, en su edición #17 encabezara J.M. Dávila, estos definen la psicología política como “El conocimiento de los medios para gobernar de forma útil a los pueblos” (página 22), y de inmediato establecen, que el “político es quien busca maximizar su poder sobre todos los demás valores” (página 23), lo que a nuestro entender, aquellos que se definen como tal, solo les interesa el poder, olvidando en su gran mayoría la ética y la parte moral.
De ahí es que se deprende la falta muchas veces de consideración de los dirigentes y líderes hacia los demás miembros a la hora de ejercer su papel de árbitro frente a determinados conflictos, ya que si tomamos como punto de importancia la falta de canales intelectuales de los que muchas veces se carecen al interior de los partidos, en donde estos puedan ser garantes, árbitros o resolutores para buscarle la salida a los conflictos tal y como lo advertíamos con anterioridad, nos daríamos cuenta de cuán importante es la participación de una estructura bien dinamizada a la luz de los conocimientos científicos en términos politológicos para que haya un mejor desenvolvimiento, y esto a su vez se constituye en un buen aliciente de cara a la ley de Partidos, Movimientos y Agrupaciones Políticas.