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En estos tiempos en que asistimos al gran desarrollo de la llamada Inteligencia Artificial, conviene recordar que fueron los griegos los primeros en formalizar los sistemas de razonamiento, esto es, la base de nuestros modos de razonar, y por tanto la base de las ciencias, tal como las conocemos hoy día.
Para ello, primero se valieron de la lógica formal y simbólica, haciendo acopio de muchos siglos de desarrollo del álgebra y la aritmética por parte de los árabes, los chinos y otras culturas milenarias. Atenienses como Pitágoras y Platón dieron tanta importancia a los métodos e instrumentos del raciocinio que decían: “el que no sabe geometría que no entre a mi casa”. En los últimos tiempos se han ido desarrollando y formalizando nuevas ciencias o formas de ser inteligente.
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Siendo profesor de sociología llegué a familiarizarme muy bien con las formas racionales de observar los espacios urbanos, las edificaciones y espacios construidos y desarrollar una inteligencia espacial que pude transmitir a mis alumnos que estudiaban arquitectura e ingeniería. La inteligencia espacial está más desarrollada en unas personas que en otras, dependiendo de sus ocupaciones y sus experiencias personales. Una persona no percibe las normas espaciales si no se las enseñan. Hay ingenieros y constructores que diseñan mal un edificio o una vía pública por carecer de este tipo de conocimiento o inteligencia espacial. Pero también sabemos y conocemos personas que nunca saben por dónde queda el este o el oeste, ni tampoco saben ubicar los puntos cardinales. Cada vez más hay mayor conciencia de esas formas diferentes de inteligencia. Hoy sabemos que hay personas con mayor inteligencia muscular, que es la que permite que un bateador de beisbol pueda adivinar la intención del lanzador, o que un boxeador prediga por donde le viene la trompada inminente de su adversario.
Recientemente, en el campus de Harvard, en Boston, un anciano profesor de cibernética e inteligencia artificial, nos expresó su preocupación por la forma como está evolucionando la inteligencia artificial y nos dijo que esa preocupación la ha tenido él desde muchos años atrás.
El mundo se ha interesado mayormente por la inteligencia racional, esto es, en la ciencia y la tecnología. Y ha dejado en un segundo lugar la inteligencia política, social, y la manera de organizar nuestras sociedades y hacerlas más equitativas y más funcionales.
Unas pocas décadas atrás, un periodista, Daniel Goleman se interesó en la inteligencia emocional, y luego estudió psicología para desarrollar el concepto con mucho éxito, especialmente porque de nada vale estudiar ciencia si no tenemos el manejo adecuado de nuestras emociones, sin lo cual jamás tendremos éxito en nuestra vida personal ni profesional. Existe una gran variedad de inteligencias, algunas de las cuales tienen trascendental importancia y de las cuales hablaremos en el próximo artículo. (Continuaremos…)