Ha sido un martes de duelo colectivo; de dolor y angustia ante una tragedia repentina que, terminó con la vida de decenas de personas y ha dejado a cientos con traumas, fracturas y lesiones importante en sus cuerpos.
El trauma urbano del Jet Set ha movilizado a todos los organismos del Estado en ofrecer la ayuda para salvar vidas, asistir a los politraumatizados y buscar en los escombros a decenas de personas atrapadas que necesitan de forma urgente la ayuda y el auxilio.
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Los familiares desesperados, angustiados e impotentes, buscaban informaciones de la ubicación o traslado a hospitales y clínicas. El dolor se siente en cada familia, en cada ciudadano, se siente un duelo colectivo, donde la pérdida es de todos.
El sufrimiento, el dolor y la desesperación se vivió esperando señal de vida de los escombros, era el anhelo de cada madre, de cada pareja o de cada hijo.
Los organismos de socorros, ambulancia, paramédicos, bomberos, policías, seguridad del Estado, junto con ciudadanos, ayudaban, levantaban cadáveres y salvaron vidas de personas traumatizadas.
Las primeras 48 horas son críticas, pero también las próximas 72 horas para salvar una vida, para detener una hemorragia, o hidratar a una persona. Hace tiempo que el país no vivía una tragedia de tal dimensión.
Ahora, el Estado y los servicios en salud activaron las unidades de salud mental, las universidades, las sociedades de psicólogos y psiquiatras, acompañan a cada familia que vive su duelo, su pérdida y su dolor.
En las crisis se les permite a las personas expresar y vivir sus sentimientos, pensamientos y emociones. Se trabaja la angustia, la ansiedad, la impotencia y la rabia; pero también, los trastornos del sueño, la depresión y la desesperanza.
En los próximos días, semanas y meses hay que prevenir el estrés postraumático, el duelo, la adaptación social, y conectar con los demás. En el acompañamiento se trabaja la culpa, el miedo, la lealtad, el apego, el vinculo creado y el sentido de pertenencia construido. No se juzga, se acompaña, se reflexionan todas las miradas posibles que se construyen de la vida y del destino.
Algunas personas de forma individual afrontan el duelo, aprenden a vivir con sus pérdidas, recuerdan a sus seres queridos de forma conectada emocionalmente. Sin embargo, otras personas tendrán que medicarse con ansiolíticos o antidepresivos e hipnóticos.
La tragedia del Jet Set ha impactado al colectivo social, por lo tanto, afectará la salud mental de cientos de personas. Son de esas adversidades, circunstancias y crisis a la que estamos expuesto, pero no sabemos cuándo o cómo llegan.
Ahora hay que acompañar antes la pérdida y el dolor, de diferente manera: con oraciones, visitas a familiares, ir al psicólogo o psiquiatra y tratar de volver a la normalidad. El dolor y el sufrimiento hay que expresarlo; estos son tiempos para la empatía, la solidaridad, el altruismo, el afecto y la compasión.
Hay que ocuparse de la salud mental de las personas traumatizadas, de las familias que han perdido seres queridos, de los brigadistas y bomberos, a todos hay que intervenirlos desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico.
En estos momentos hay que poner a funcionar los comités del voluntariado, para sembrar el espíritu del dominicano voluntario, ante esta tragedia y las que nos pueden esperar en el futuro.