El arte va más allá del placer y la satisfacción que conecta al emisor y receptor. Es una forma de expresión cultural, pero también una poderosa arma de expresión social que ha revolucionado la historia de la humanidad.
Partiendo de esta premisa y aferrado a su compromiso como artista, Irving Alberti se eleva a sí mismo como creador, al escribir y actuar en su obra “Desde el mismo vientre”, una pieza que crece y asciende al tope de lo magistral con la inmaculada actuación de Pepe Sierra, uno de los mejores actores que ha parido el arte dominicano.
Abordando el tema de la salud mental, el guión, que narra la vida de dos hermanos mellizos, se pasea de manera sublime por una comedia cruel y navega por un drama que te golpea en medio de las risas.
“Desde el mismo vientre” te hace reír, pero también llorar, envolviéndonos en las mentes de dos adultos con secuelas de la niñez, de heridas provocadas por una madre presente, pero ausente a la vez.
En la obra se desmenuzan temas como la dependencia, traumas, depresión, ansiedad y se aborda “graciosamente”, lo que provoca a las personas una crianza parcializada e injusta.
En un apartamento creado gracias a la impecable escenografía de Fidel López, Pepe Sierra, -el mellizo dependiente y débil- nunca decepciona, su capacidad orgánica para desdoblarse y comprometerse con cada personaje es admirable. La forma en la que lleva cada papel nos hace olvidarnos completamente del actor y centrarnos en el personaje y así lo hizo con el mellizo sobreprotegido.
Puede leer: Sentimientos a flor de piel en concierto
Mientras que Irving se luce, no solo como guionista, sino también como actor, al abrazar a su personaje, el mellizo independiente y exitoso con altura.
Aunque, si alguna observación nos toca hacerle al guionista, es que nos gustaría verlo más divorciado de Irving Alberti cuando en carna un papel, ya que en algunos momentos vemos la personalidad del actor en la piel del personaje.
Esta obra, dirigida por Ramón Santana, es un grito de auxilio por aquellos que con una voz silenciada piden desesperadamente ayuda, aquellos que cada día “actúan” fingiendo que están bien por fuera y por dentro están muriendo.
Pero también es un llamado a la concienciación, una invitación a buscar ayuda y una muestra de que el éxito no es sinónimo de bienestar ni riqueza mental. La obra impacta, inspira y deja un mensaje poderoso que se percibe de inmediato en las reacciones y emociones del público. Tras tres funciones sold out, la obra continúa los días 27 y 28 en la sala Ravelo del Teatro Nacional.