Londres. La reina Isabel II bautizó hoy en Escocia con una botella de whisky un portaaviones que lleva su nombre, en un acto al que asistieron el primer ministro británico, David Cameron, y el ministro principal escocés, Alex Salmond.
El whisky, bebida nacional de Escocia, sustituyó a la tradicional botella de champán en una ceremonia que tuvo lugar en los astilleros Rosyth, en el condado de Fife, oeste escocés.
La botella elegida para esta ocasión es un puro malta de la destilería Bowmore, en la isla Islay, oeste de Escocia. La Royal Navy decidió celebrar este acto en el día de la independencia de Estados Unidos, fuerte aliado del Reino Unido.
El portaaviones “Reina Isabel II”, de 65.000 toneladas, es considerado el barco de guerra más grande construido en el Reino Unido para la Marina (Royal Navy).
Más de 10.000 personas de más de 100 compañías trabajaron en la construcción del portaaviones, uno de los dos que tendrá la Royal Navy en los próximos años, según fuentes oficiales.
El barco tiene capacidad para transportar cuarenta aviones de guerra y helicópteros y dispondrá de una tripulación permanente de casi 1.600 personas una vez que entre en servicio en 2020.
Las distintas partes de la embarcación fueron construidas en seis astilleros distintos del Reino Unido. Además de este portaaviones, la Royal Navy tendrá otro cuya construcción aún no ha comenzado y que llevará el nombre de Príncipe de Gales, por el heredero de la corona británica, que estará operativo también a partir de 2020.
El coste de los dos portaaviones está estimado en 6.200 millones de libras (7.440 millones de euros), más de lo calculado originalmente, de 3.650 millones de libras (4.380 millones de euros).
Este acto tuvo lugar cuando faltan menos de tres meses para la celebración del referéndum sobre la independencia de Escocia.