Joaquín Balaguer en la historia

Joaquín Balaguer en la historia

Tras haber tenido la inmensa dicha y fortuna de acumular siete décadas con ojos, oídos y mente continuamente pendientes del acontecer social y político dominicano, opté por sentarme a leer con detenimiento una recopilación de cartas, artículos, conferencias y documentos inéditos del doctor Joaquín Balaguer, organizados en 390 páginas y publicados en el año 2015 por el laureado intelectual Cándido Gerón. Por razones de espacio obviaré comentar la obra poética, y la periodística de Balaguer, por lo que me concentraré en la parte política del tratado y de cómo su aroma repercute en el presente.
Siendo presidente constitucional de la República para 1961, se trasladó el doctor Balaguer el 2 de octubre de 1961 a New York, ciudad sede de la Organización de las Naciones Unidas con la delicada misión de tratar de lograr el levantamiento de las sanciones económicas y diplomáticas impuestas al país a raíz del atentado con explosivos por parte del régimen trujillista contra Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela. El argumento para la defensa esgrimida por el mandatario dominicano decía en parte:
“Las condiciones precarias en que se desenvuelve nuestra estabilidad política, se agravan a su vez con la penuria económica que, en nuestro país, como en todas partes, es el gran estimulante de las crisis sociales. El ambiente entero está lleno de elementos explosivos y de fenómenos revolucionarios. Se trata de un pueblo que, como todos los pueblos latinoamericanos, se halla arrastrado por una irrefrenable afición política y que aspira a una vida mejor sin tener noción clara del camino a elegir para realizar su destino. Una clase media oprimida, inteligente y ambiciosa, muchos de cuyos miembros han ascendido penosamente por el duro camino de la educación universitaria y cuyos deseos de superación se ven a menudo frustrados por falta de oportunidades de empleo de un ejercicio remunerativo de sus actividades profesionales, se pronuncia enérgicamente contra la miseria y la injusticia económica, pero adolece de la misma desorientación de que son víctima las masas trabajadoras. Agréguese a ese cuadro dramático el hecho de que la población crece en proporciones asombrosas, y de que no hay ocupación adecuada para medio millón de obreros, de profesionales, de estudiantes y de agricultores frustrados que emigran hacia la ciudad atraídos por el espejismo de sus fauces engañosas”.
Las últimas 26 páginas del texto contenidas en la segunda parte del libro, titulada; Informes inéditos Embajada de los Estados Unidos en el país al Departamento de Estado (1961-1962).
Más de medio siglo después de aquellos acontecimientos uno verifica que muchas acciones “espontáneas” de los pueblos, en realidad obedecen a estrategias previamente planificadas y puestas en ejecución en el momento oportuno. Hoy sabemos que cuando el doctor Balaguer, a finales de los sesenta ofreció renunciar a la presidencia a cambio de que los norteamericanos no le redujesen la cuota azucarera al país era simplemente la expresión de un subalterno al poder hegemónico imperante para la época.
En el año 2020 escuchamos, vemos y leemos expresiones tales como: “Despertó la juventud y está lanzada espontáneamente a la calle”. Analizo con reservas la veracidad de tal espontaneidad. Tendremos que esperar otros 30 años para que mi adorada nieta conozca libreto armado con inteligencia artificial y difundido por las redes sociales para inducir a jóvenes en todo el territorio nacional pidiendo democracia y libertad, igualito como su abuelo y otros repetíamos en diciembre de 1961.

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