El abogado laboralista, el ser humano tranquilo, con una capacidad extraordinaria para arribar a acuerdos amigables; uno de los hombres más inteligentes del país, como lo definió Daniel Toribio, con quien le tocó trabajar cuando eran jóvenes, y, para mí, el gran maestro del derecho social dominicano.
Joaquín Luciano siempre tenía una sonrisa. Con ella iluminaba su rostro y hacía ostentosa su figura frágil. El sentido del humor, propio de los inteligentes, no podía faltar en ese amigo que se nos fue el 21 de febrero. Para mí, no fue solo el oráculo al que solía consultar —porque sus juicios siempre eran acertados—, sino que fue como un gran hermano y socio en las ideas de un país mejor.
Mis prácticas de Derecho Laboral fueron con él. La idea de una ley de protección a los derechos del consumidor encontró en «Pochocho» la fortaleza del experto. Fue fundador de la Fundación por los Derechos del Consumidor (Fundecom), entidad que surgió para impulsar la aprobación de la Ley 358-05.
Puede leer: Cierre de la Agencia de Protección al Consumidor de los Servicios Financieros en EE.UU: un riesgo
Regocijado, nos facilitó al grupo la forma en que apareció en la Gaceta Oficial el número de la ley y se empeñó en consolidar los nuevos derechos ciudadanos.
La capacidad de decir mucho en pocas palabras era una de sus características. Dirigió el boletín de la Asociación Dominicana de Abogados Laboralistas (Adal). En la última edición de septiembre de 2024, la portada incluía editoriales que reflejaban fielmente el momento. Un ejemplo:
“Los sindicatos deben estar atentos al proyecto de presupuesto 2025, a fin de que no se suspenda la aplicación del Art. 296 de la Ley 11-92, que manda a aplicar el ajuste por inflación anual al tope del salario exento del pago del impuesto sobre la renta, que actualmente está en 34,685.00 y debía rebasar los 54 mil pesos. Un verdadero atraco contra los asalariados”.
En ese mismo boletín aparece el precio de la canasta familiar, junto con un artículo titulado:
«Gobierno: claridad en la calle y oscuridad en la casa».
Se refería a que el presidente “se ufana de que ha hecho ocho aumentos en el salario mínimo, cuando en realidad se trata de un mandato de los artículos 452 y siguientes del Código de Trabajo, que regulan al sector privado, sin que el gobierno haya aportado un solo centavo en esos aumentos”.
Añadía que, sin embargo, «la Ley 105-13, del 6 de agosto de 2013, que regula los salarios públicos y que es competencia del Ministerio de Administración Pública, no se toca ni con el pétalo de una rosa».
Revisando ese boletín encontré también:
«El banco que nos regula».
«El Banco Central es el que regula la economía nacional, pero ese regulador necesita con carácter de urgencia que se cumpla con la ley de capitalización, pues el 31 de julio de 2024 registró un patrimonio en rojo de 19,598,066.72 y un pasivo de 2,021,258,168.63. Salvemos al regulador cumpliendo con la ley de capitalización”.
Ejemplos de la capacidad de síntesis de Joaquín Luciano.
Conocía al dedillo las leyes del país, sobre todo aquellas de interés social.
Cuando se da un pésame, algunos dicen «paz a sus restos», pero lo correcto sería «paz a su alma». Luciano vivió en paz, porque hizo de su vida un patrimonio que nos ha legado a todos. Su compromiso con las mejores causas le garantizó la paz en vida, y con ella trascendió al infinito.
Adiós, amigo y hermano del alma.