Johnny Arrendel y compañía

Johnny Arrendel y compañía

“Hay que estar vivos para ver cosas”, es un adagio popular que usamos con frecuencia los dominicanos ante la sorpresa, el descaro e incluso la desfachatez o la escasez de vergüenza.

Parecido a la forma irresponsable como muchos y muchas se hicieron eco de un rumor bien orquestado y bien dirigido donde se acusó a varias figuras de comunicación y el periodismo de recibir dinero de parte de una agencia estadounidense independiente que administra la asistencia económica y humanitaria a nivel mundial.

Edith Febles, Huchi Lora, Juan Bolívar Díaz, Altagracia Salazar, Marino Zapete, Marisela Álvarez, entre otras figuras, estuvieron bombardeados asiduamente durante varios días por una campaña de difamación. Sus nombres y rostros al lado de altas cifras de dinero en dólares junto al logo de la con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) eran el pan de cada día.

Este domingo uno de los artífices de este trabajo sucio, Johnny Arrendel, admitió que las informaciones vertidas sobre la vinculación de una lista de las personalidades antes mencionadas con la USAID que le facilitó una fuente en la que anteriormente había confiado no habían sido validadas y pidió disculpas.

Esta información falsa fue publicada, reproducida y ampliamente comentada por muchos que ahora ni siquiera tienen la decencia de retractarse. Es increíble como sus intereses hacen que la verdad sea irrelevante en estos tiempos.

Arredel y compañía sabían muy bien lo que estaban haciendo y se apoyaban en la basura que lamentable abunda en las redes sociales propias de esta era de la posverdad, o mejor dicho posmentira, por eso de nada sirve su arrepentimiento entre comillas, que más bien pudiera estar motivado a las acciones legales en su contra por los actos de difamación e injuria que cometió.

Hoy escribo estas líneas no sólo por ellos, sino también por la preocupación que siento al ver lo fácil que se puede acabar con la reputación que se construye sobre la base de años de trabajo.

Este comunicado dice lo que muchos y muchas ya sabíamos, pero el daño ya está hecho. Ante este panorama y sin ningún ánimo de superioridades morales, solo me queda el alivio, la firmeza y material con que está hecho el lado de la por la acera por donde camino.

LEA: ¡Usaid sí tiene quien le escriba!